La nueva vida de la Casa Ambrad

MI PATRIMONIO

Discreta, al lado del Club Cartagena y solo un cascarón en las últimas décadas, la casa de la familia Ambrad, tan tradicional en la medicina de la ciudad, vuelve a la vida con una fachada idéntica a la original.

Su historia es casi tan extensa como la de Getsemaní. Su lote aparecía en el plano que el pirata Francis Drake ordenó hacer para cobrar su rescate en 1586. Hacía par con la casa de al lado porque compartían un pozo, un recurso valioso en una ciudad que no tenía una fuente cercana de agua. Hasta comienzos del siglo pasado fue de un piso, pero el éxito comercial de la farmacia Ambrad dio para levantarla a dos pisos en algún año entre 1924 y 1933. Décadas después vino el lento deterioro que derrumbó toda la parte interna de la casa y dejó apenas la fachada tapiada como testigo de una época dorada.

Ahora se está reconstruyendo en su totalidad, como parte del conjunto de inmuebles que harán parte del hotel que construye el Proyecto San Francisco en Getsemaní. La investigación y restauración tipológica -como se llama en arquitectura- estuvo a cargo del arquitecto Ricardo Sánchez, quien junto con su colega Rodolfo Ulloa Vergara tuvo que navegar en archivos y fotografías antiguas. Consultaron planos y todos los censos antiguos que fue posible; se localizaron e interpretaron fotos y aerofotos de distintas épocas, incluyendo las del Instituto Agustín Codazzi y se buscaron documentos planimétricos en el Archivo General de la Nación. 

También trabajaron en terreno: en el lote enmalezado encontraron fragmentos de pisos y baldosas; también interpretaron las huellas que dejó la casa en las paredes de los edificios vecinos, el Club Cartagena y la casa Bajaire, entre los cuales apenas se sostenía la fachada. Esta fue desmontada pieza por pieza y se hizo un levantamiento detallado para poder reconstruirla posteriormente. El testimonio clave lo dió Gladys Ambrad, quien recorrió con ellos el lote vacío haciendo memoria de cada espacio y ubicación. Así se pudo llegar a un plano fiable de la casa en sus orígenes. Tanto que cuando Gladys vio el plano levantado en tercera dimensión opinó que ni siquiera se parecía a la casa original sino que era idéntica. 


Una casa en C

A partir de toda esa información Sanchez elaboró el proyecto de reconstrucción finalmente aprobado en las instancias oficiales. Su estilo general es republicano, pero no de una manera rigurosa. En aquella época, era común que los dueños, maestros y arquitectos agregaban novedades de su cosecha. Hubo casos en Getsemaní en los que el primer piso era colonial y se le añadió un segundo piso de estilo republicano, por ejemplo. Y la casa Ambrad fue intervenida varias veces, al vaivén de la evolución de la calle. La restauración en curso recupera el carácter simétrico que alguna vez tuvo la fachada.

Una manera de simplificar su forma interior es pensar en la casa como una letra “C” que rodea un patio en que la escalera que comunica con el segundo piso es lo más visible. El patriarca de la familia, don Salomón Ambrad contrató al maestro principal en la construcción del vecino Club Cartagena para subirle el segundo piso a la casa. Este seguramente imitó algunos rasgos formales, en particular la escalera que es tan protagónica en el Club.

En la casa original las paredes eran gruesas, de piedra coralina y argamasa de cal, fiel a su origen colonial. Las paredes del segundo piso, en cambio, se hicieron en bloque de cemento, propio de la época y vigente aún hoy. Los entrepisos eran de madera. Tenía mucha carpintería ornamental, con profusión de calados para ayudar con la ventilación. Los cielos rasos eran de yeso y latón. A pesar de ser una casa en la mitad de la cuadra era muy aireada, principalmente por el salón del segundo piso, con unos ventanales amplios sobre el parque Centenario, que se mantenían abiertos para recibir la brisa.


La casa sigue

“La fachada se va a restituir idéntica a la original. A nivel interior la casa funcionará alrededor de un patio central de acuerdo a la tipología que tenía y se están manteniendo el sitio donde estaba la escalera original. Hubiéramos podido realizar una interpretación más contemporánea, pero decidimos mantener la tipología republicana y tratar de darle unos toques de estilo árabe para recuperar la historia de quienes fueron sus propietarios”, nos explica José María Rodríguez, responsable con su equipo de cerrar los detalles de la reconstrucción tipológica.

Los Ambrad son representantes de la numerosa colonia siriolibanesa que prosperó en Getsemaní entre finales del siglo XIX y mediados del siglo pasado. Para concretar esos detalles se buscaron elementos de la arquitectura de Manga que tienen esa influencia árabe. Un ejemplo de esos detalles es la pérgola que remata la terraza interna o el propio patio cuyo uso es muy característico en la arquitectura de ese origen.

En el nuevo hotel este inmueble mantendrá su unidad; será una casa que dentro del hotel que funcionará como un solo alojamiento, a la manera de una Royal Suite. En el primer nivel tendrá un comedor, una cocina y dos habitaciones de huéspedes alrededor del patio. En el segundo piso se ubicará el área social, que es un gran salón con los balcones a la fachada principal y que tenía la misma función en la casa original. En ese segundo piso quedará la alcoba principal con su baño. En el tercero, unas terrazas con una pérgola para dar sombra y una pequeña piscina.

Artes de Casa Ambrad. José Joaquín Gómez / Rodríguez Valencia Arquitectos.

Artes de Casa Ambrad. José Joaquín Gómez / Rodríguez Valencia Arquitectos.