Maderas Carrillo llegó hace más de sesenta años desde la Plaza de Bolívar y aquí se quedó, con al menos tres generaciones de la familia trabajando en un oficio que fue muy propio de Getsemaní.
“Son como ochenta años de experiencia en maderas. Don Francisco Carrillo tuvo en compañía de un miembro de la familia Martínez Convers un aserrío situado en la esquina interior de la plaza de Bolívar, en un solar que debió pertenecer a Don Bartolomé Martínez Bossio y que está entre el Palacio de la Inquisición y la casa donde por un tiempo estuvo la Alcaldía y después otras oficinas gubernamentales. El aserrío en la plaza de Bolívar funcionó hasta mediados de los años 50, cuando se disolvió la compañía Convers-Carrillo. Don Francisco continuó con el negocio que hoy tienen sus descendientes”, recordó con muy buena memoria Rafael Pinedo en una publicación de Fotos Antiguas de Cartagena.
“Maderas Carillo es una empresa netamente familiar que nace en 1983, pero viene de otra que funcionaba en este mismo predio y que se llamaba Industrias de Cajas para Empaques. Esta, a su vez, venía de otra del parque Bolívar, que fundó nuestro abuelo, Francisco Carrillo”, explica Jesús Carrillo Olier, de la tercera generación de la familia en el negocio.
“El abuelo Francisco era muy querido en Getsemaní. Llevaba camiones de naranja para repartirla a todos sus moradores. Ellos le cogieron mucho cariño. El vivió en esa misma casa donde funciona el local, hasta su muerte, quizás en 1964”.
Tras su deceso, sus tres hijos se independizaron para seguir cada uno con su propio negocio. “Prisciliano Licona, se trasladó a Bazurto y allá fundó Maderas Bazurto; mi padre, Luis Carlos Carrillo, creó esta sociedad; y Carlos Carrillo se fue para Montería donde fundó otro Maderas Carrillo”.
Esta empresa es uno de los últimos reflejos de la vocación que Getsemaní tuvo por el trabajo manual y los talleres de artesanos. La carpintería de ribera fue una ocupación que desde la Colonia se realizaba muy cerca de allí, en el playón del Arsenal. De hecho, ese playón fue el resultado del relleno de esa orilla sobre la bahía con las virutas y sobras de la carpintería junto con las basuras de los vecinos.
“Tenemos otras dos ubicaciones en la Avenida Pedro de Heredia -sectores Tesca y Alcibia- y una empresa dedicada a las estibas. Estamos a la vanguardia del negocio de la madera, pero hoy ese negocio no es lo mismo, está muy competido. Hay muchas maderas piratas, que no pagan impuestos y eso hace que cada vez se vuelva más difícil.”
In memoriam
Durante la redacción de este número falleció por complicaciones de salud doña Gladys Cortina Tapia, la matriarca de la familia Morán, en la Plaza del Pozo. Oriunda de San Jacinto, llegó a Getsemaní a los veinte años y a los veintiuno se casó con don Julio Morán Valencia, con quien tuvo cinco hijos, todos criados aquí. Se la recordará por su buen talante, por ser una gran bailarina y por los negocios de barrio que tuvo. Junto con su hija Gladys, la Nena, y con su nieta, Shary Rocío, fue portada de la edición de El Getsemanicense de agosto del año pasado. Paz en su tumba.