Para comenzar convengamos un punto de partida: todos sabemos dónde termina la calle de la Media Luna: a la salida de Getsemaní hacia Papayal, donde quedó el Revellín. Y la mayoría podemos estar bastante seguros dónde comienza ahora, pero sobre dónde comenzó y hasta donde iba puede haber algún margen de debate entre historiadores y urbanistas.
Hoy parece aceptarse que la calle comienza en el punto donde el edificio Morales (Quiebracanto) hace un ángulo, o bien, dirá alguno, desde el límite entre ese edificio y el hotel Monterrey. ¿Dónde puede comenzar la discusión? En que el primer trazado urbano tenía a la calle Larga y la “Media Luna” original como los ejes principales del barrio, que confluían en la esquina donde queda la iglesia de la Orden Tercera. El Arsenal no contaba como calle principal porque era un playón que daba a la parte trasera de los predios de la calle Larga.
Hasta comienzos del siglo XX el amplio espacio de lo que hoy es el parque de la Independencia, el Camellón de los Mártires, el atrio del templo San Francisco y la parte delantera del Claustro fueron una sola explanada, sin la estricta división predial que tiene ahora. Aquella calle original, más que hacer una curva se confundía un poco con todo aquella explanada. Ya luego, mucho después, vendrían las delimitaciones urbanas y los trazados de calles vehiculares.
Pero además ambas calles -como tantas en el sector amurallado- han cambiado de nombre varias veces, no solo en toda su extensión, sino también por tramos. Por ejemplo, la que va del hotel Monterrey hasta el Arsenal se le conoció en el siglo pasado como la calle del Mercado, porque al frente, donde ahora está el Centro de Convenciones quedaba, obviamente, el Mercado Público, inaugurado en 1904. Pero mucho antes se le conoció como calle de San Francisco porque ahí quedaban el claustro y el templo franciscanos que le dieron origen al barrio. Y al frente el atrio y la plazoleta donde se reunieron los lanceros en 1811.
Dice Donaldo Bossa Herazo en su Nomenclátor Cartagenero: “a su primera cuadra, saliendo de la ciudad hacia las afueras, el Concejo de Cartagena la llamó de Ignacio Muñoz, en honor del celebérrimo Tuerto Muñoz, del 11 de Noviembre de 1811, y a la segunda, de Nicolás Mauricio de Omaña, por el sacerdote compañero del Tuerto en la memorable jornada”.
Sigamos: en la tradición colonial española para nombrar las calles, aquellas que daban sobre un parque o plaza no tenían nombre propio sino que se nombraban en relación a estos. Por ejemplo, calle norte de la plaza de las Mercedes. Pero el Club Cartagena, construido en el siglo XX y que queda sobre el Parque Centenario aparece en documentos prediales como ubicado en la calle de la Media Luna.
Toda esta introducción no busca enredar las referencias, sino mostrar cómo tras cinco siglos de historia, de tanto cambiarles los nombres a las calles en decisiones de la ciudad como en el uso de la comunidad- pueden quedar zonas grises. No siempre se llamó de la Media Luna ni tuvo la misma extensión que la que ahora conocemos por tal nombre.
Importancia estratégica
En el siglo XVI, una vez comenzadas las obras del Claustro y el Templo San Francisco -en lo que era una isla desierta y cuando faltaba tiempo para que le llamara Getsemaní- primero se trazaron las dos calles arterias: Larga y la Media Luna. De ambas, la más estratégica era esta última. La calle Larga se demoró bastante para ser ocupada hasta el fondo. El puente Román, que comunica con la isla de Manga solo apareció hasta finales del siglo XIX. Antes hasta ahí lo que había era pared. Es decir: muralla.
En cambio la calle de la Media Luna era la conexión con tierra firme para toda la ciudad amurallada. Por ahí entraban los productos y viajeros que venían por tierra. Tenía conexión con el fuerte -hoy castillo de San Felipe- y con la isla de Manga a la que se accedía por el puente detrás del actual diario El Universal, en pie del Cerro. Militarmente era un punto neurálgico también.
Pero además también hacía la conexión con el puente de San Francisco -sobre el caño San Anastasio, que separaba al Centro de Getsemaní- y la Boca de Puente (actual torre del Reloj). Aunque al principio no había una calle como tal, los sucesivos rellenos fueron configurando ese trazado natural que hoy conocemos como el Camellón de los Mártires.
Así lo explica Fortificaciones Cartagena de Indias: “El arrabal de la ciudad (Getsemaní) no estaba incluido en el plan de fortificación de Cartagena de Indias realizado por Bautista Antonelli en 1595 ya que, por aquel entonces, sólo existían el convento de San Francisco y el matadero. Décadas más tarde, el arrabal había sido poblado y el gobernador Francisco de Murga decide abaluartarlo también a principios de la década de 1630”.
“Getsemaní quedaba así incluido dentro del recinto amurallado, siendo la Puerta de la Media Luna el único acceso a la ciudad desde tierra firme. Las cortinas pétreas, además de su clara función defensiva, intentaban ser también un elemento que dificultase el contrabando llevado a cabo en el arrabal, que a partir de entonces estaría cercado por todos sus lados a excepción de la parte próxima a la antigua ciénaga de la Matuna, ya que en caso de ser tomado por enemigos supondría una amenaza para las cortinas y baluartes del centro”.
Aquella puerta defensiva de la Media Luna, llamada así popularmente por la forma de su remate, le terminó dando el nombre definitivo a la calle que la precedía. Pero de nuevo, antes de que el nombre popular ganara la partida, esa puerta fue llamada formalmente primero como de San Antonio y luego de San Francisco, nombre que además pudo haber tenido por un tiempo toda la calle hasta el Convento.
Para efectos de los tres artículos sucesivos sobre esta calle emblemática comenzamos en el edificio Morales hasta la calle de la Sierpe; en la segunda nos ocuparemos desde allí hasta la calle de Guerrero; en la tercera iremos desde la esquina de Café Havana hasta la salida, pasando por San Roque.
De la calle que nos ocupa en esta edición -la que da al frente del Parque Centenario- hay que comenzar por decir que los predios de los edificios Morales, Club Cartagena y antigua casa Ambrad están integrados al hotel de estándar internacional que actualmente construye el Proyecto San Francisco y que también incluye el templo, el claustro, las anexidades y parte de las antiguas huertas del convento San Francisco.
Se dice que la casa que constituye la entrada al Centro Comercial Getsemaní fue del almirante Prudencio Padilla, pero la versión más fidedigna es que la casa principal sobre el gran lote en el que años después quedaría el Teatro Padilla, quedaba sobre la calle Larga. Lo que sí funcionó allí fue un hotel llamado San Francisco y el restaurante El Llanero, donde ofrecían sancochos y una famosa carne a la llanera.
La otra parte de la calle está ocupada por cuatro predios que tienen un rasgo en común: durante buena parte del siglo XX casi todos pertenecieron a familias de orígen sirio libanés, que en pocas décadas se convirtieron en una élite económica de la ciudad. Fueron de los primeros predios en habitarse en la Colonia temprana, luego casas altas -de un piso- durante mucho tiempo hasta que el éxito comercial, a finales del siglo XIX y comienzos del XX permitió levantarles un segundo o más pisos. En el primero funcionaba la empresa, negocio o local y en el segundo para arriba vivía la familia. Así sucedió con los Ambrad, los Beetar, los Bajaire o los Marún.
Antes: fue la casa y sede de la empresa de calzado Beetar.
Hoy:
Ferretería Centenario
Teléfono: 6602731.
Horario: lunes a sábado de 8:00am a 6:00pm.
Restaurante Castellana DF
Teléfono: 6648222
Horario: todos los días de 7:00 am a 12:00 am
Originalmente fue llamado edificio Ganem. Allí vivieron muchas familias propietarias de locales del antiguo Mercado Público.
Hoy: Edificio Parque Centenario. Renovado a comienzos del siglo XXI como copropiedad horizontal.
Serrano Gourmet
Teléfono: 6602555.
Horario: todos días de 7:00 am a 10:00 pm.
Aquí vivió Antonio Marun, uno de los primeros sirio libaneses quien puso allí la primera terminal de la ciudad, llamada Transporte Unión Bolívar. En la segunda planta vivieron los Marun Aljure, cuyos herederos aún la tienen.
Hoy: Centro Comercial Getsemaní. Más de trescientos negocios con oferta muy variada.
Teléfono: 6647085.
Horario: todos los días de 8:00am a 9:00pm
Casa que fue de la familia Bajaire y pertenece a la familia Facuseh.
En el segundo y tercer piso funcionó por muchos años el Hotel Tropical.
Estuvo la casa de la familia Ambrad, famosa por sus profesionales de la medicina. El predio ya aparecía construido en el mapa de Francis Drake (1586) y en el censo de Francisco de Murga (1630).
De toda la casa solo quedaba la fachada del primer piso, en mal estado. Ahí funcionó la Farmacia Ambrad.
Parte del pkroyecto hotelero San Francisco
El Club Cartagena fue inaugurado en 1925 y funcionó allí hasta finales de los años 50. Luego fue quedando en un paulatino deterioro.
Parte del proyecto hotelero San Francisco.
Este edificio tiene una historia paralela con el de al lado (Quiebracanto). Fueron el mismo predio en parte de la Colonia.
Antes funcionó el almacén Puerta del Sol, de los hermanos Morales.
En los últimos años funcionaron un expendio de licores y un hotel venidos a menos.
Antes funcionó en el primer piso el almacén de repuestos para automóviles de Emigdio Morales y antes aún, un almacén de abarrotes.
Desde 1993, en el segundo y tercer piso funciona Quiebracanto.
Télefono: 664 1372
Horario: Martes a domingo de 7:00 pm a 2:00am