La pacoa o pacora es un pescado de río. También el nombre campesino para un machete corto y ancho que se le asemeja. Concolón es la palabra panameña para nuestro cucayo. ¿Cómo esos términos populares reemplazaron a los de calles Segunda y Tercera de la Magdalena?
Ambas calles han tenido diversos nombres, casi todos más usuales o ‘formales’, para decirlo de alguna manera. Pero los que han sobrevivido son los populares, que quizás son señas de un orígen modesto.
En 1805 Pacoa se llamaba calle del Solar de Julio, pero para mediados del siglo pasado se le llamaba Segunda de la Magdalena, en continuación de la Primera, que comienza frente al parque Centenario. Así la recuerdan y la mencionan todavía muchos getsemanicenses. El Concejo de Cartagena le puso alguna vez el nombre de calle de Padilla, en honor al héroe independentista. Pero evidentemente esa denominación quedó en el olvido.
En sus predios se combinan casas accesorias, de origen colonial, casas republicanas, y tres lotes grandes. En dos de ellos están construyendo hoteles. En el tercero están las oficinas del Proyecto San Francisco, editora de El Getsemanicense y gestora del conjunto hotelero en construcción en los predios del antiguo claustro franciscano, el Club Cartagena y otros aledaños.
El predio del Proyecto San Francisco conecta con lo que fue el centro de manzana y con una casa que daba a la Media Luna. Era como una réplica algo más pequeña de la casa de doña Rosario Román, a la que rodeaba formando una especie de L. En el lote sobre la calle Pacoa quedó un aserradero y luego un parqueadero. Ambos duraron muchos años en funciones.
Rubén Londoño trabajó en ese parqueadero. Ahora es abogado litigante, con catorce años de experiencia en la rama judicial, y está emprendiendo con habitaciones turísticas en el segundo piso de la casa familiar. Llegó a la calle de La Magdalena a los doce años y pasó su adolescencia en el Parque Centenario, cuando era un epicentro del baloncesto en Cartagena. Luego se mudaron a Pacoa. “Fue la época en que la gente de estas cuadras empezó a vender y vender sus predios. Quedan pocas familias, como mi mamá, Tina Herrera de Londoño, que vive en el primer piso, doña Edith, doña Saray y el señor que le dicen ‘El Baby’, pero de resto todas las familias de esta calle se fueron”, nos explica sentado en el balcón de su casa y negocio. “Mis dos primeros hijos nacieron cuando vivíamos en un pasaje de la calle de Las Tortugas, a la vuelta, que era la de más ambiente de este sector”, dice.
“El parqueadero donde hoy está el Proyecto San Francisco le pertenecía al señor Rubén Zapata. Cuando yo estaba en bachillerato, para rebuscarme algo me ponía a lavar carros en ese parqueadero. Estaba bien organizado, con sus techos para que los carros no se mojaran o no les diera sol”, recuerda Rubén.
Gustavo de la Hoz, nacido y criado en El Pedregal, a la vuelta de Concolón, recuerda que: “Esta calle era una de las más calmadas, en las épocas en que en las otras había bastante violencia. Eran como un límite. Vivían juntos, pero no revueltos. Era una clase aparte, por decirlo así, más alta. Vivía gente que se percibía como de más alcurnia y caché”.
Gustavo nos habla en la Iglesia Central Asamblea de Dios Getsemaní, de la que es feligrés. Fue fundada y está funcionando desde hace 48 años en una casa republicana de la mitad de cuadra, que antes fue casa familiar. “Fue donada a la iglesia a través de los misioneros de Estados Unidos. Primero el pastor fue un cubano y luego, por casi veinticinco años estuvo al frente el pastor Eufredo Ripoll, a quien perdimos por causa del covid 19. Era una gran persona y servidor de Dios, muy querido en el barrio, a pesar de que era evangélico y la mayoría, católica”.
A tres predios de la iglesia vivió la familia Leottau, con muchos descendientes prestigiosos, pero cuyo apellido es sinónimo en Cartagena de Fidel y su bar el Centro. Antes, cuando joven, Fidel tuvo otro bar en la parte baja del Club Cartagena.
Calle Concolón
Esta calle sólo se pobló a finales del siglo XIX. La razón es que por todo el costado del Pedregal estaba prohibido hacer edificaciones pues entraban en el rango de ataque de las balas de un eventual asedio pirata o militar. Había huertas y depósitos a cielo abierto para materiales. Por eso abundaron ahí los lotes grandes que se volvieron bodegas. También fue uno de los sectores más modestos del barrio, de ahí sus casas pequeñas. Donde hoy hay seis predios, en 1905 se registraron cuatro, señal de alguna subdivisión posterior.
En 1886 se le rebautizó en honor al prócer José Acevedo y Gómez. Que una voz panameña la haya bautizado no es raro. Panamá y Cartagena tenían estrechos lazos en cuanto hacían parte del mismo país. Y durante la construcción del canal, que fue el motivo inmediato de la independencia panameña, muchos getsemanicenses hicieron parte de la mano de obra de ese megaproyecto.
Primer piso: Venta de fritos
Segundo Piso: Casa Londo Habitaciones turísticas
651 26 09
____
Aquí vive doña Cristina ‘Tina’ Herrera Londoño.
Restaurante Pacoa
Tel: 324 607 27 39
Eva Tours Agencia Operadora de Viajes
Tel: 302 2765 323
Cafetería
El Gran José
Tel: 324 515 08 78