Foto: Andrés Peñaranda

El parque Centenario hoy

El parque que se nos fue (III)
MI PATRIMONIO

Como cierre de nuestra serie, presentamos una puesta al día de este espacio tan importante para Getsemaní. Y dejar una pregunta, tras recorrer su historia: ¿Qué sería deseable o recomendable para el futuro inmediato? 

El doble estatus del parque hace que su manejo sea más complejo de lo común. En 1995 fue declarado como Bien de Interés Cultural del Ámbito Nacional (BICN). Por ello el Ministerio de Cultura tiene incidencia fundamental en cualquier decisión. Pero como su uso es para toda la ciudad, la alcaldía distrital es la que debe mantenerlo funcionando en el día a día.

En los dos artículos previos resultó evidente que el parque perdió su carácter original de sitio amplio para deambular conversando y tomar el fresco. También, su presencia como núcleo social de Getsemaní. Ahora es más un sitio de paso de transeúntes afanados. Espacios como la cafetería, la cancha múltiple y el patinódromo tienen un uso bastante menor del que se podría y del que en su momento tuvieron.

Este no es el espacio para decir qué hay que hacer o no con el parque. Eso es una compleja discusión que debe involucrar al distrito, la Nación, la ciudadanía, en general, y a la comunidad de Getsemaní, en particular. Sin embargo, sí se puede dejar planteada la pregunta de qué se puede hacer para potenciarlo como el espacio social que fue. 

Por ello invitamos al restaurador Salim Osta Lefranc -a quien le dedicamos un artículo previo- y quien con su Grupo Conservar le hizo el último mantenimiento a las esculturas del parque, en 2017. Propone algunas ideas abiertas para iniciar una conversación:

  • Recuperar la “lectura” original del parque. En su diseño inicial, las tres puertas sobre el camellón de los Mártires eran la fachada, integrada al resto del tejido urbano. Pero ahora están escindido: esa fachada anda por su lado; el flujo que viene de la Matuna, por otro; la afluencia de la calle de la Magdalena, por otro. Devolverle el carácter acogedor con el que fue diseñado y que sea un espacio de transición agradable entre distintas zonas de la ciudad. 
  • Repensar qué hacer con la cancha múltiple, que perdió ese papel protagónico en la vida de barrio y con el patinódromo, que cumplió una gran función pero que con la apertura de uno mejor, en El Campestre, perdió buena parte de su uso. 
  • Adecuar la cafetería, que no ha tenido mayor uso, para otros como una biblioteca pública, un teatro al aire libre o un espacio cultural amplio conectado con la fuente, que originalmente era uno de los sitios preferidos.
  • Organizar algún esquema de administración que pueda gestionar esa doble condición de bien de interés cultural nacional y parque público gestionado por el Distrito. En el actual se está quedando en el aire el mantenimiento integral y permanente de los monumentos y bienes patrimoniales. El obelisco, en particular, requiere de una restauración. Hay una escultura en torno a la paz que está a punto de colapsar.
  • Diseñar un sistema de información tipo museo e infografías, que permita recorrer el parque y saber más de cada elemento visible y del antiguo matadero, ubicado bajo el patinódromo. Generar también programas culturales que tengan al parque como eje, tanto para el público cartagenero como para los visitantes.
  • Eliminar o mejorar los antiestéticos sitios que albergan sistemas de tratamientos de agua o plantas eléctricas. Diseñar un sistema de iluminación LED tanto para el parque como para el obeliscos y las tres portadas sobre el camellón de los Mártires.
Otros Datos:
  • 380 metros lineales de recorrido peatonal interno.
  • 7 mil metros cuadrados de losetas de cemento, con señalización táctil para personas con discapacidad visual.
  • 8.800 metros cuadrados de zona verde.
  • 370 árboles.
  • 25 bancas.
  • 55 luminarias tipo Led.

Estructuras no visibles

  • Sistema de drenaje de aguas pluviales para evitar inundaciones.
  • Subestación eléctrica para iluminación, con capacidad de 400 kva.
  • Sistema de riego para el mantenimiento de los árboles.

  • Las puertas de la Libertad, Juventud y Trabajo.
  • Templete. De forma octogonal, hizo parte del diseño original y por décadas se presentaron allí actos musicales llamados retretas. Se renovó en la reforma del bicentenario. El actual tiene 92 metros cuadrados.
  • 29 casetas de libreros. Incorporadas en 2002 en un proceso de reubicación de vendedores ambulantes, se han convertido en punto de referencia sobre textos usados en la ciudad.

Espejo y fuente de agua con 12 chorros y luces led multicolor. Aunque reformada ahora hizo parte del diseño original.

Terraza-comedor, cocina y baños. Creados en la reforma para el Bicentenario (2011). Cubren 380 metros cuadrados. Poco usados hasta ahora.

Obelisco. Diseñado por Luis Felipe Jaspe Franco y elaborado en Génova, Italia. Es un monumento en forma de pilastra, para perpetuar la memoria de los mártires del 11 de noviembre de 1811. Cada una de sus cuatro caras tiene adosada esculturas de imágenes femeninas que cuentan la historia de la ciudad. En la cara principal están inscritos los nombres de todos los mártires.

Seis bustos: Rafael Uribe Uribe, Enrique Olaya Herrera, Lácides Segovia, Enrique J. Arrazola, Manuel Obregón y Guillermo Cano Isaza.

Cancha de baloncesto o cancha múltiple Se construyó hacia 1940 y rápidamente se convirtió en epicentro deportivo del barrio.

Patinódromo. Se inauguró en 1990. Debajo están los vestigios del matadero que funcionó desde los primeros tiempos de la Colonia. Para hacerlo se taponó uno de los ocho senderos originales.