Foto: Representación tridimensional de la intervención.

La Orden Tercera: una renovación necesaria

VISUAL-MENTE

Es un martes de junio al mediodía. Afuera en la ciudad, la ola de calor golpea a la ciudad. Aún así la iglesia de la Orden Tercera, al comienzo de la calle Larga, está llena. Todas las bancas están ocupadas y los últimos en llegar deben bajar su silla plástica de una pila que hay a la entrada. Hay gente adulta de todas las edades. El padre da un sermón en palabras sencillas, con ejemplos contemporáneos. Después de dos siglos y medio sigue el templo cumpliendo su misión, a pesar de las idas y venidas de la historia.

Cuando se fundó, en 1757, este templo era otra opción católica en un barrio que ya tenía la iglesia de la Trinidad; la de San Roque; y a unos pocos metros, el templo de San Francisco y sus capillas adjuntas. Eso sin contar los templos en el centro de la ciudad. Entonces lo usual era que casi todos fueran a misa, casi todos los días. No solo era un tema religioso, sino social.

El nombre le viene del orden en que fueron fundadas estas tres congregaciones por San Francisco de Asís. La primera orden era la de los frailes; la segunda, la de las monjas clarisas y la tercera, la de los laicos consagrados. Formalmente se llama la Orden de Hermanos y Hermanas de la Penitencia y fue fundada en 1221. 

Los distintos conventos franciscanos alrededor del mundo -también llamados conjuntos seráficos- tienen similitudes: un claustro para monjes, espacios de trabajo, huertas, el templo principal, capillas como la de la Veracruz y, en efecto, templos o iglesias de la Orden Tercera. Similar ocurrió en Cartagena o en Bogotá y diversas ciudades coloniales de América Latina.

En el caso de Cartagena la construcción del convento comenzó en 1555. Pero mientras que levantar el claustro y el templo de San Francisco fue un proceso lento, en el caso de la iglesia de Orden Tercera todo fue muy dinámico para la costumbre de la época. La construcción se comenzó en 1633, con aportes de la comunidad y al parecer el decidido apoyo del gobierno del brigadier Antonio de Salas, cuyos restos reposan allí. Los permisos fueron aprobados por el papa Benedicto XIX y la inauguración formal se hizo en 1757. Del siguiente siglo de vida parroquial se conoce muy poco.

La iglesia tiene una gran similitud con la de Santo Toribio, construida por los mismos años en San Diego, que entonces era el barrio popular del Centro. También allí todo se movió con aportes de los feligreses y del obispo, y con tanta diligencia que fue construida en dos años (1630-32). Comparar ambos templos es como comparar hermanos: el mismo plan arquitectónico y las fachadas y proporciones muy similares.

Después de la Independencia vino un período de reacomodo de la nueva república. En 1861, bajo la presidencia de Tomás Cipriano de Mosquera, se aprobó un decreto para despojar a la iglesia católica de los numerosos bienes que tenía en su poder, exceptuando los templos y sin restringir nunca el culto en sí mismo. Eso resultó en el desmembramiento a manos privadas del convento de San Francisco original. Así, mientras que de ahí en adelante el templo, el claustro y las huertas franciscanas fueron utilizados para diversos propósitos, las referencias indican que la iglesia de la Orden Tercera mantuvo su uso religioso de manera ininterrumpida, pero ya de manera autónoma. Posiblemente lo que llevó a esto es que dependía de los aportes y dádivas de los creyentes, que contribuyeron a mantener la iglesia activa y en funciones de culto. 


Añadidos y reformas

En la parte arquitectónica, desde el siglo XIX comenzaron una serie de reformas y añadidos muy al criterio de cada momento: se construyó la casa cural en el segundo piso, en el siglo XX se hizo una placa de concreto que cubrió y oscureció el patio que colindaba con el Claustro; se subió el muro de un piso donde está el portón de acceso desde la calle al patio, entre otras. La nociones de conservación y de patrimonio no eran muy importantes entonces. 

Una de las reformas más importantes, pero solo visible para el  ojo experto está en el techo. El delicado equilibrio visual que se lograba labrando la madera y uniendo distintas piezas -es decir, el artesonado, similar al de la iglesia Santo Toribio- fue reemplazado por un techo en el que todos esos detalles están dibujados sobre madera plana. La trama y lacería que se ven ahora no resultaron del delicado trabajo de ebanistas sino del de buenos dibujantes.

Sus gruesos muros de calicanto reflejan el estilo típico colonial. Pero la iglesia también tiene influencia mudéjar en el coro y en el artesonado del presbiterio. Lo mudéjar se refiere al arte de los musulmanes que vivían en la península ibérica (llamados “moriscos”) hasta que fueron expulsados por el rey Felipe III y que se diseminaron a otros territorios. En Cartagena había carpinteros y alarifes o albañiles que practicaban ese estilo.

Originalmente el templo tenía un crucero, es decir como un corredor a lo ancho, que iba desde la calle Larga hasta el pequeño patio junto al Claustro. Ese crucero a lo ancho, junto con el largo, que va desde la puerta principal hasta el altar, dan la tradicional forma de cruz. Sin embargo ambas puertas laterales fueron selladas con el paso de los años. La iglesia tiene desde su construcción un techo a dos aguas en teja de barro, con un alero rematado de tal forma que hace que el agua de lluvia corra inclinada, no directamente hacia abajo. 

El pequeño y alargado patio ubicado entre la iglesia y el Claustro de San Francisco tenía la función de darles luz y aire a ambas construcciones, así como recoger las aguas de los dos tejados. Existió hasta hace pocas décadas. En una foto de alrededor de 1947 se ve que el muro con el portón que lo separaba de la calle tenía poco más que un piso de alto, rematado por un tejadillo corto y una pequeña cornisa. En la segunda parte del siglo XX se debió construir la placa de concreto que resultó invasiva y anuló las ventajas que daba ese espacio. Con esa placa también se subió el muro del portón, que ahora llega hasta el segundo piso.


La vida de la parroquia

“El obispado castrense estuvo atendiendo este lugar de culto espiritual y pastoral hasta principios del 2018. Desde entonces el clero diocesano asume el pastoreo de las almas con el firme propósito de lograr no solo en la Tercera Orden, sino también en todo Getsemaní una vivienda plena de Jesús. Ha sido un periodo muy interesante en el que nos hemos dado la oportunidad de conocer la gran riqueza histórica, cultural y humana que alberga el barrio”, cuenta el padre  Braulio Vicente Barrera Alarcón, párroco encargado de la iglesia. 

“Como pueblo de Dios es motivo de inmensa alegría poder recuperar y restaurar  plenamente nuestro templo que es el lugar de culto y de encuentro con Dios. Ha sido el mismo Dios con la ayuda del proyecto San Francisco quien ha querido devolverle la absoluta dignidad a este templo santo”, agrega el padre Braulio. 


Misas y celebraciones

Martes a sábado a las 12:00 del mediodía. 

Domingos: 12:00 del mediodía y 5:30pm. 

Los sábados por la mañana se realizan bautizos y por la tarde, bodas. 

Los martes, miércoles viernes y sábados se reúnen las hermanas de la comunidad de El Buen Pastor para realizar su apostolado en las horas de la tarde. 

En Semana Santa hubo una completa programación de liturgias y celebraciones propias de esos días. 

La intervención

El proyecto hotelero San Francisco, que se construye en predios contiguos, se encargará de asumir los costos del proyecto de intervención. No será una restauración integral, pero sí de ejecutar una serie de obras que le devuelvan parte de su esplendor, que le retiren agregados que le fueron hechos sin mayor criterio arquitectónico, y de hacerle reparaciones locativas importantes para adecuar mejor los espacios que ya existen para la labor propia de la iglesia.

Vale la pena aclarar que la iglesia de la Orden Tercera no es parte del proyecto hotelero ni está contemplado que lo sea. “Se trata de un templo ahora independiente que originalmente hizo parte del conjunto franciscano. Por eso tenía sentido apoyar su conservación, ayudar en su mejor funcionamiento diario y solucionar temas como el reforzamiento del campanario, que se encuentra en mal estado; la recuperación del patio interior, para darles luz y espacio a ambos espacios; y liberar las fachadas de los dos inmuebles, ambos Bienes de Interés Cultural del Orden Nacional”, explicó el arquitecto Rafael Tono Vélez, gerente del Proyecto San Francisco. 

Entre las principales acciones propuestas se cuentan:

  • Se recuperará el pequeño patio abierto, que existió hasta mediados del siglo XX. Esto permitirá abrir ventanas y espacios que han estado sellados, para darle más luz y aire tanto al templo como al claustro franciscano.
  • Retirar esa placa de cemento implicará regresar el muro del portón de acceso a como estaba a mediados del siglo pasado: de un piso de altura y con una ligera cornisa de tejas de barro. 
  • Se mantendrá el tradicional  piso de mármol ajedrezado del cuerpo central del templo, pero se cambiarán los pisos del presbiterio y de la sacristía de manera que combinen con el mármol. Hoy el primero es de granito pulido y el segundo, de tablón vitrificado, puestos en épocas distintas. El piso del patio al aire libre será en ladrillo con la tradicional disposición en “espina de pescado”.
  • Se hará una reforma de la sacristía, a la que se entra por la calle Larga. Se recuperarán dos arcadas con pilastras de piedra coralina y balaustres de madera, posiblemente hechas con la iglesia misma y cuyos detalles fueron tapiados con el paso del tiempo. Una de ellas marcará el espacio de atención al público y la otra, la oficina parroquial. 
  • Cerca del área anterior se desmontará la actual escalera de concreto, hecha en algún momento del siglo XX y que lleva hacia la casa cural. La nueva será desmontable a futuro, si hubiera necesidad, para mantener la integridad histórica de los espacios originales.
  • La casa cural -que queda en el segundo piso, al fondo del patio y colindando con el claustro de San Francisco- ahora tiene teja de eternit. Se propone un cambio por una cubierta plana, más respetuosa con los muros y con el carácter colonial de ambas edificaciones, y con un tratamiento técnico de bajantes, según el estudio hidrosanitario, para resolver problemas de filtraciones y humedades actuales.
  • Debajo de la casa cural, en el primer piso y al fondo del patio está el salón comunal, que hoy usan grupos parroquiales. Se hará un mantenimiento general, incluyendo unas columnas que están escoriadas, se le construirá un nuevo baño que reemplace el actual y un depósito.
  • Se realizará el mantenimiento general del tejado, incluyendo el reemplazo de piezas deterioradas. 
  • Se hará mantenimiento de las maderas del coro, algunas de ellas en mal estado o deterioro creciente.
  • Se realizará la consolidación del pañete de las paredes, hoy deteriorado en diversos puntos.
  • Se modernizarán las instalaciones de voz y datos, las eléctricas y el sistema hidrosanitario.
  • De acuerdo a un estudio que se realizará se mejorarán las condiciones de ventilación. Esto implicará la apertura de ciertas puertas y ventanas, así como el cierre de otras para reforzar la ventilación natural, y también la repotenciación de los actuales ventiladores.
  • Se hará una consolidación estructural a la espadaña del campanario, porque está fracturada en sentido horizontal. También se reparará y consolidará el pequeño balcón de madera, que es usado como acceso al campanario.

Como la iglesia de la Orden Tercera es un Bien de Interés Cultural del Orden Nacional primero debe pasar por la valoración y permiso del Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena de Indias (IPCC), que está en curso; en paralelo la firma AB Ingeniería está avanzando en el estudio estructural. Luego se debe radicar ante el Ministerio de Cultura y lograda esta autorización se pasa a Curaduría Urbana para solicitar la licencia de construcción. 

Tras cumplirse estos pasos y con los ajustes que pidan las autoridades, se estima que la intervención física dure alrededor de un año. La intervención será realizada por la firma Vélez y Santander, que han estado a cargo de obras como la restauración de la iglesia Santo Toribio y de la Catedral.

Representación tridimensional de la intervención, vista frontal.

Renders proporcionados por Proyecto San Francisco.

Mapa de Antonio Mazón de 1741: En este mapa está representado e identificado el edificio de la iglesia cuya construcción comenzó en 1633.

1. Lo que en su origen fueron unas tribunas -arquitectónicamente hablando- pasaron a ser ventanas con antepecho para esconder los equipos de aires acondicionados.

2. Se mejorará y habilitará la entrada al despacho parroquial por la calle Larga.

La actual espadaña del campanario está fracturada en sentido horizontal.

Maqueta que muestra un corte interno del edificio.

Vista interior del templo.

Patio interno, entre el claustro de San Francisco y la iglesia Orden Tercera.