El Plan Especial de Manejo y Protección (PEMP) del Cordón Amurallado y el Castillo de San Felipe de Barajas es una herramienta clave para avanzar en la protección del patrimonio material e inmaterial de Cartagena. Representa una visión de futuro en la que todos podamos caber. Pero, como toda herramienta, no basta con tenerla: hay que usarla.
En el mundo entero y en América Latina, en particular, surgen todos los días preguntas similares a las nuestras acerca de cómo gestionar los bienes patrimoniales de una comunidad, ciudad, región o nación: cómo hacer para preservarlos y mantenerlos para la posteridad, algo imprescindible pero que al mismo tiempo suele ser muy costoso; cómo atraer y atender al turismo, convertido en una industria global, pero también preservar los valores de las comunidades; como conciliar entre los grandes inmuebles, los objetos materiales y la cultura viva. Y ahora se suman los temas derivados del cambio climático y el entorno medioambiental y el incierto escenario post-Covid.
Se puede pensar -solo para dar un par de ejemplos latinoamericanos- en Machu Pichu y la manera como tuvo que gestionar un ingreso muy regulado para contrarrestar las hordas de turistas que amenazaban con afectar de manera irreversible este patrimonio. También en el proceso de renovación urbana en La Boca, en Buenos Aires, el barrio portuario y con una fuerte tradición popular en constante tensión con la realidad de haberse convertido en un ícono turístico global, algo en lo que se parece a Getsemaní. O para venir más cerca, la tensión entre tradición popular y fiesta masiva en el Carnaval de Barranquilla, una de cuyas fuentes primigenias son justamente las tradiciones de cabildo en Cartagena.
Suele ser un delicado equilibrio entre preservación, sostenibilidad, uso público y privado, bienes materiales e inmateriales, turismo desbordado y comunidades nativas, entre muchos otros factores en juego.
Aunque por nuestros lares se tiende a pensar -en estos y otros temas- desde la perspectiva del atraso, la realidad indica que Colombia es uno de los países latinoamericanos de avanzada en cuanto a mecanismos legales para proteger el patrimonio y hacerlo de manera que aquel delicado equilibrio se pueda manejar mejor. Desde afuera muchos nos miran con respeto y un “ojalá nosotros tuviéramos normas así”.
Ese arsenal normativo incluye en su primera línea los Planes Especiales de Manejo y Protección (PEMP). Pero también están los Planes Especiales de Salvaguardia (PES), las listas oficiales de patrimonio, entre otros mecanismos. También, en paralelo y para efectos urbanos más amplios, están los Planes de Ordenamiento Territorial (POT), los planes parciales y otros más.
Y en ese contexto, Cartagena tiene una oportunidad particular para mostrar avances e innovaciones. Desde 1984 tiene categoría de Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Unesco; también tiene más de cien de los poco más de mil inmuebles considerados Bienes de Interés Cultural del Orden Nacional (BICN), es una de las grandes joyas turísticas del Caribe. Hay avances formales de Ángeles Somos, Vida de Barrio de Getsemaní y el Cabildo respecto de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de Colombia.
El PEMP de Murallas, como se le dice de manera abreviada, es una herramienta por conocer, utilizar y sobre todo desarrollar todo su potencial, pues brinda un piso legal sólido para acometer los propósitos más ambiciosos en términos de conservación, puesta en valor y sostenibilidad de unos tesoros arquitectónicos, muebles e inmuebles, pero también -y al mismo tiempo- puede traer beneficios sociales y en la protección de nuestras tradiciones y cultura.
En este artículo comenzaremos a explorar esta herramienta que puede ayudar a construir una visión de futuro, para el uso y disfrute inclusivo del cordón amurallado y del castillo de San Felipe y toda su zona de influencia, incluido Getsemaní.
Para comenzar ¿qué es un PEMP?
Es un instrumento de planeación y gestión para la protección y conservación de los Bienes de Interés Cultural que establece las acciones necesarias para garantizar su protección y sostenibilidad en el tiempo. Todas las normas, decretos, ordenanzas y figuras legales previas relativas a esos bienes dejan de tener efecto y todo el marco legal se rige en adelante por el PEMP. Este regula de manera muy detallada cualquier tipo de intervención que se vaya a hacer sobre el respectivo Bien de Interés Cultural.
¿Y qué es un Bien de Interés Cultural -BIC-?
Son bienes del patrimonio cultural, sean muebles o inmuebles, que por su valor excepcional requieren de un tratamiento especial. Cada municipio, distrito o departamento puede tener los suyos. La Nación tiene su propia lista en la que Cartagena tiene una gran representación, dada la importancia de la ciudad desde los inicios de la Colonia.
¿Qué tipos de PEMP hay?
Hay tres tipos: urbano, arquitectónico y de paisaje cultural
El urbano, como lo sugiere su nombre, afecta a un sector completo de una ciudad. Bogotá, por ejemplo, tiene el del Centro Histórico que abarca varios barrios de la ciudad fundacional. En él se hace un detallado inventario de bienes y usos, de las tradiciones y poblaciones. También hace una ambiciosa y muy detallada propuesta de qué proyectos llevar adelante para integrar en ese territorio de manera armónica las poblaciones, las instituciones, los inmuebles y las tradiciones.
El arquitectónico se refiere a inmuebles en particular que son BIC y se enmarcan en al menos una de tres condiciones que se mencionan adelante. Cartagena cuenta con más de cien inmuebles BIC de interés nacional, pero no todos requieren de un PEMP propio. Un ejemplo es el PEMP que cobija a los inmuebles patrimoniales integrados al hotel que construye el Proyecto San Francisco en Getsemaní. El PEMP Murallas corresponde al Grupo Arquitectónico
El de Paisaje cultural es el más novedoso de todos. Abarca territorios en toda su complejidad. El ejemplo emblemático en Colombia es el PEMP del Paisaje Cultural Cafetero, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 2011. Abarca a 47 municipios de los departamentos de Caldas, Quindío, Risaralda y Valle del Cauca. Se considera que allí “se conjugan elementos naturales, económicos y culturales con un alto grado de homogeneidad en la región, y que constituye un caso excepcional en el mundo”.
¿Cuando se requiere un PEMP del grupo arquitectónico?
Se requiere si el inmueble BIC en cuestión
¿Qué pasa con las demás fortificaciones?
Hay que recordar que el sistema defensivo de Cartagena incluía la bahía completa, con construcciones en Tierrabomba, Barú y todo el borde sobre el agua. También se encuentran restos de otras construcciones como los hornos de alfarería. El PEMP de Murallas tiene unas connotaciones propias al estar integrado al tejido urbano. De ahí que su nombre lo delimite -Plan Especial de Manejo y Protección del Cordón Amurallado y el Castillo de San Felipe de Barajas-. Por cordón amurallado se especifica que es el del Centro y Getsemaní.
Las restantes fortificaciones en la bahía tienen un escenario natural, comunidades nativas y problemáticas ambientales propias, entre otros factores. Por eso requiere un PEMP que contemple sus particularidades. Está en avance y posiblemente encaje mejor en la categoría de paisaje cultural.
Vale la pena mencionar en este punto que el Centro también requiere su propio PEMP dada su densidad de inmuebles, bienes culturales y fenómenos propios.
¿Cómo se coordinan PEPM y POT?
Un Plan de Ordenamiento Territorial es un instrumento de largo plazo para la planeación y la gestión urbana de todo un municipio. Los PEMP de los inmuebles declarados BIC deben integrarse a los Planes de Ordenamiento Territorial –POT– por las autoridades territoriales. Esto implica que la preservación del interés general y la alta prioridad que se otorga a estos bienes tiene que acogerse en el ordenamiento del suelo que les compete constitucionalmente y en forma exclusiva a los municipios. El distrito de Cartagena tiene pendiente la actualización del Plan de ordenamiento territorial.
¿Qué se estudió para formular el PEMP Murallas?
El PEMP murallas no se ocupa únicamente de cortinas y baluartes. También su zona de influencia, el patrimonio mueble, el inmaterial sus comunidades. Desarrollarlo implicó estudiar todo el contexto histórico, delimitar el área de estudio, revisar toda la normatividad previa, realizar talleres de cartografía social, económica y patrimonial con las comunidades del Espinal, San Diego y Getsemaní, entre muchas otras tareas.
Todo ese proceso, liderado por el Ministerio de Cultura y la Escuela Taller de Cartagena, implicó a profesionales de muy distinta índole: arquitectos, restauradores, abogados, economía, ciencias humanas y comunicación, entre los principales.
¿Qué elementos materiales se tuvieron en cuenta?
Entre los elementos materiales se estudiaron 3,6 kilómetros de muralla, con sus 19 cortinas y sus 16 baluartes; 1,3 kilómetros de escollera sumergida; 34.600 metros cuadrados del Castillo de San Felipe y sus siete baterías; 1,3 kilómetros de muralla demolida, con sus seis baluartes.
Entre los bienes muebles se encontraron 410 entre cañones con cureña, sin cureña, enterrados verticalmente, réplicas de cañones en cemento, balas, monedas, botones, espadas, material cerámico y de vidrio. De ellos, 265 son de carácter militar, 144 de carácter utilitario y uno, conmemorativo. 105 fueron catalogados como de Excepcional Importancia; 277 de Destacada Importancia; y 28, de Moderada Importancia.
¿Y la comunidad y lo inmaterial?
En la formulación del PEMP se requiere desarrollar una estrategia de comunicación y participación con la comunidad, tanto la particular como la institucional -pública y privada- asociada al sector inmediato del respectivo BIC.
En la socialización se debe revisar y complementar la información y construir colectivamente la valoración y el diagnóstico general del sector, así como recopilar propuestas creativas para su preservación. También identificar los actores y grupos de organización comunitaria, los procesos de participación y fortalecimiento ciudadano necesarios.
Esa estrategia debe poder continuar después de que el PEMP sea aprobado. Debe identificar, como mínimo, a las organizaciones comunitarias, los canales de comunicación, los procedimientos y las formas de fortalecimiento ciudadano para la participación en el PEMP.
Así se hizo en el PEMP de Murallas, con un equipo que trabajó en talleres con la comunidad en los que se identificaron los elementos mencionados arriba y se describirán en una pregunta posterior.
¿En qué grado general de conservación se encontraron los bienes inmuebles?
Del Castillo de San Felipe se describió que se encuentra en buen estado estructural y de conservación. Los problemas (patologías) detectados no amenazan la estabilidad del monumento. En la piedra hay deterioros generales como manchas y costras negras.
De las murallas hay un 76 por ciento que se mantiene estructuralmente estable. Hay otro 24 por ciento que concentran mayores patologías. Ese porcentaje incluye a los baluartes de San Pedro Mártir, San Lucas, Santa Catalina, De la Cruz y San Ignacio. Con ellos la cortina que va desde el baluarte de San Pedro Mártir hasta el de Santa Catalina y la cortina entre los baluarte de San José y Santa Bárbara, ubicados en Getsemaní.
¿Es un PEMP solo sobre urbanismo?
No. Es incorrecto pensarlo solamente como un instrumento apenas para gestionar el suelo o determinar las alturas de las edificaciones nuevas en sus alrededores. Esos son unos de sus elementos más valiosos y necesarios para proteger el patrimonio, pero el PEMP no se agota ahí. Es un instrumento integral, con múltiples acciones en distintos niveles y con responsables tanto en lo nacional como en lo local.
Los PEMP como el del Centro de Bogotá o el de Murallas tienen alcances ambiciosos para atender todas las complejidades que se derivan de la convivencia de unos bienes de alto valor cultural con el desarrollo urbano de una ciudad.
¿Cómo impacta el cambio climático a la implementación del PEMP?
De varias maneras. La pronosticada subida del nivel de agua afectará de manera notable a aquellas piezas del sistema defensivo tocadas directamente por el mar o la bahía. Eso implica a casi todo el frente de murallas ubicadas en Getsemaní, El fuerte de San José en Bocachica es un ejemplo. Pasa inundado casi siempre por los cambios de marea. Y todos somos testigos de cómo en temporadas de lluvia se eleva el nivel freático en el Centro Histórico, lo que afecta a todas las construcciones.
Respecto del patrimonio mueble, eso no es algo que esté estudiado en Cartagena. Hay elementos que están al aire libre en las murallas, como cañones, balas y cureñas, por ejemplo, y que pueden ser afectadas por la lluvia ácida, incluso más que la piedra. Pero requiere de hacer pruebas y seguimiento. En otros países sí se ha estudiado y puede haber ejemplos a seguir.
¿Cómo se articulan municipios, distritos y la nación respecto de los BICN?
Los proyectos de intervención de Bienes de Interés Cultural del Orden Nacional (BICN) deben contar con conceptos previos favorables de las entidades territoriales del sector cultural que sea el caso. Estas se ocupan del cumplimiento normativo y de la armonización con la norma local. Luego de esto pasan a la aprobación final en el Ministerio de Cultura que se preocupa por los valores y atributos del bien cultural respectivo, desde su punto de vista estético, histórico y arquitectónico. Por la manera como está construida la norma no debería haber solapamiento entre las obligaciones de la Nación y las de los territorios.
Un tercer componente es el Plan de Ordenamiento Territorial, cuya competencia es cien por ciento local. La filosofía expresa del PEMP Murallas es que encaje en el Plan de Ordenamiento Territorial del distrito de Cartagena, que está pendiente de ser expedido.
¿Cuáles fueron los horizontes previstos de tiempo para desarrollar este PEMP?
El PEMP Murallas fue expedido en 2018 con una primera frontera de tres años, en espera de que se desarrollara el Plan de Ordenamiento Territorial y el PEMP del Centro Histórico lo que implica conciliar esos tres instrumentos legales. En ese lapso se realizarían proyectos puntuales y la difusión. En los siguientes tres años (2021-24) se desarrollarían los instrumentos y acciones de más ambición como, por ejemplo, reconvertir los espacios públicos en espacios más amables para la ciudadanía.
La tercera frontera, para los años subsiguientes, contempla el desarrollo de proyectos macro de intervención y restauración integral, que requieren recursos importantes pero que al mismo tiempo son los que pueden mantener a la ciudad en la primera línea mundial en la conservación de patrimonio al tiempo de un desarrollo urbano armónico y una relación fuerte con las comunidades y la ciudadanía en general.
Sin embargo, la irrupción de la emergencia mundial por Covid 19 ralentizó todo el proceso y prácticamente detuvo algunos proyectos en marcha que es urgente reiniciar.
El presente artículo ha sido escrito a partir de distintos documentos del Ministerio de Cultura, del PEMP Murallas (resolución 1560 de 2018) y sus instrumentos de divulgación, y de otros PEMP como el del Centro Histórico de Bogotá y el del Paisaje Cultural Cafetero. Tiene un cará cter divulgativo, por lo que explica en palabras propias y de fácil comprensión, algunos elementos técnicos de esos documentos. También incluye elementos de contexto local y global que no están incluidos en esa documentación. Cualquier imprecisión corresponde a esa circunstancia y no compromete a las instituciones oficiales a cargo.
Créditos de imágenes: Ministerio de Cultura y Escuela Taller Cartagena de Indias
Contraguardia: obra externa que cubre las caras del baluarte, similar a una luneta o media luna, su función -al igual que la del glacis es encajar los disparos directos que de otra forma impactarían en el baluarte. Ejemplo de contraguardia, Castillo de San Felipe de Barajas.
Caras: línea fortificada que mira al campo exterior para batir con fuegos el frente. En el baluarte se le llaman caras a las dos rectas que forman el ángulo saliente o capital. Ejemplos de caras del Baluarte Santo Domingo y caras generales de una baluarte.
Espigón: es una obra accesoria construida por lo general frente a líneas costeras y perpendicular a las murallas, para extender la defensa frente a una playa e impedir que el embate del mar rompa el edificio que se quiere proteger. Por lo general, está uida al sistema principal de fortificación, aunque su acceso puede ser bloqueado.
Garita: pequeña torre redonda o poligonal, que por lo general sobresale en voladizo por fuera del parapeto. Su parte inferior se une al cordón, con aspilleras colocadas en ángulos salientes. Se usaba como puesto de observación para dirigir la artillería o realizar avistamientos de los enemigos o sus movimientos. Es una de las partes de la fortificación más ornamentada. Ejemplo de garita de Fuerte de Manzanillo.
Puertas: las puertas en fortificación son uno de los pocos elementos que requieren ornamento, en la forma de las portadas que las enmarcan; lo que denota el estilo artístico predominante en el momento. Desde el punto de vista defensivo, su ubicación obedece a las predilecciones de los ingenieros y tratadistas. Ejemplo de Puerta de la paz y cordialidad entre los Baluartes San Pedro Mártir y el Baluarte de San Lucas.