El patrimonio de una comunidad no es solo material como las murallas, las construcciones o los hitos de arquitectura. El patrimonio también es, y quizás más importante, inmaterial y cultural: la lengua que hablamos, lo que comemos, los juegos, la vida social, los mitos y ritos propios con los que nos relacionamos con el mundo. Todo eso propio y genuino que nos hace sentirnos parte de una comunidad o de un grupo humano. Ser getsemanicense va por dentro en primer lugar. Es una forma de ser.
Pues bien: así como en las últimas dos décadas en Colombia hemos avanzado mucho en la legislación para proteger los bienes patrimoniales, es hora de avanzar en todo lo necesario para proteger esa cultura inmaterial. No para fijarla y dejarla inmóvil como pieza de museo, sino para vivirla y pasársela a las nuevas generaciones.
Pensemos en el Cabildo, en Ángeles Somos, en la rica tradición culinaria del barrio, en los juegos, en la pelota de trapo, en la historia del viejo mercado y cómo dejó huellas en nuestra vida social y cultural. Difícilmente en Colombia se puede encontrar un solo barrio con tanta riqueza inmaterial, avalada por cinco siglos de historia.
Para proteger esas manifestaciones culturales existe un mecanismo formal. El Plan Especial de Salvaguardia (PES), impulsado por el Ministerio de Cultura, que una vez aprobado genera obligaciones para el municipio y la Nación para proteger la manifestación respectiva.
MinCultura señala en su cartilla para elaborar un PES que: “No se trata de una metodología rígida ni directiva, sino de una herramienta flexible que las comunidades y colectividades pueden apropiarse de manera autónoma, según sus propias formas de organización, de gestión y de las dinámicas sociales y cotidianas donde se practique la manifestación”.
Pero aunque los decretos y leyes son necesarios y el marco general para actuar, nada de esto puede venir de afuera. Son los habitantes del barrio mismo quienes deben discutir, proponer y construir desde adentro lo que será el PES: qué se quiere proteger, cómo, con quiénes, etcétera.
Rosita Díaz, la reconocida académica y lideresa getsemanicense quiere asumir un rol para concretar el PES para la vida del barrio en Getsemaní. Y que sea participativo, discutido y construido desde la comunidad. Conoce la metodología y ha pensando cómo adaptarla para el caso de Getsemaní. Para ella es un propósito personal; ver concretados los esfuerzos de toda una vida defendiendo causas de su comunidad. El correo para esos efectos es soygetsemanipes@gmail.com
Desde El Getsemanicense apoyaremos de manera decidida las acciones para hacer del PES de Getsemaní una realidad. En lo que podamos ser canal para difundir las ideas, los documentos y los formatos necesarios para recoger propuestas ahí estaremos. Es nuestro papel y no podía ser de otra forma.
#SoyGetsemaní significa eso. Un barrio que se mueve para proteger su cultura, sus tradiciones y su legado, para intentar que la gente de siempre se quede y las mantenga vivas.
Una iniciativa del PROYECTO SAN FRANCISCO con la realización del equipo de AGENCIA GUIDO ULLOA.
DIRECTOR: José Luis Novoa S.
COORDINACIÓN GENERAL: Estefany Gómez Solórzano
DISEÑO: Angélica Neira Hazime
REDACCIÓN: Samuel López López
FOTOGRAFÍA: Jaime Espinoza Monroy y equipo
DISTRIBUCIÓN: Alejandra Carrasquilla y equipo
Escríbenos a:
elgetsemanicense@gmail.com
Edición 4. Enero de 2019
Impreso en Comunican S.A. Bogotá