Un nuevo espacio público

De la calle Larga a la Media Luna
VISUAL-MENTE

Se avecina una ambiciosa intervención del espacio público alrededor del antiguo claustro franciscano y el Club Cartagena, que le va a cambiar la cara al sector y que ayudará a solucionar algunos problemas de fondo. Un ejemplo de intervención urbana para el resto de la ciudad.

“Esta intervención nace como respuesta local a una problemática mundial que aquí se agudiza: Cartagena es considerada una de las ciudades más vulnerables a los efectos del cambio climático. Este sector, en particular, es sensible por su falta de elevación; por las condiciones de las redes de alcantarillado y aguas lluvias y porque, como es sabido, en su mayoría fue un relleno del cuerpo de agua que existía antes de la Colonia”.

Así introduce el tema Javier Pimienta, del Proyecto San Francisco, que construye el complejo hotelero al que están integrados el antiguo convento y el Club Cartagena y que abrirá sus puertas en 2023 operado por Four Seasons, la cadena de prestigio mundial.

“Todos los estudios demuestran que hay un déficit de áreas de espacio público en la ciudad y, además, la mala calidad del mismo en cuanto al amoblamiento, mantenimiento o vegetación. Buscamos solucionar unos problemas que tiene este sector, pero al mismo tiempo lo vemos como una oportunidad única de plantear una forma de intervenir el espacio público, en este caso desde el sector privado. Esperamos desde aquí poner a soñar a la ciudad y proponer otro tipo de apuestas respecto del espacio público”, agrega Pimienta.

A este esfuerzo desde lo privado se integra una tarea pública aplazada e imprescindible como lo es la ampliación y actualización del alcantarillado en ese sector que se quedó obsoleto en estructura y capacidad. 

  • Más espacio peatonal

El sector de la calle de la Media Luna que da sobre el parque Centenario tiene hoy cuatro carriles que súbitamente se convierten en dos a partir de la esquina con la calle de La Sierpe. Eso ha convertido el par de carriles restantes en parqueaderos informales. 

Con esta intervención el trayecto quedará de tres carriles: dos para hacer la continuidad con el resto de la calle de la Media Luna y uno para el tráfico que dobla hacia la izquierda para rodear el parque Centenario. 

El espacio ganado se utilizará para tener andenes más amplios, con vegetación y un carril de ciclorruta. El parqueo informal debería desaparecer por la falta de espacio inutilizado, como ocurre actualmente.

  • Mejores andenes y calzada
Los andenes serán más amplios, casi como una alameda, y el embaldosado será de un mármol con el tratamiento adecuado para la alta circulación peatonal que soportará. La calzada vehicular será de un concreto de alta calidad y texturizado para reducir la velocidad.
  • Vegetación
El primer diseño del proyecto proponía palmeras, muy usadas en estos contextos y que permitían ver las fachadas. Pero en las socializaciones surgió la propuesta de que fueran árboles de sombra, lo que fue incorporado al proyecto final.
Se escogió que fueran guayacanes amarillos, que dan sombra, no se les cae la hoja y cuyas raíces no deforman la acera, como sucede con otras especies. Estarán dispuestos en unas jardineras que dan directo al suelo y que estarán conectadas a un sistema de riego alimentado con agua del hotel. Se evitará así, como ocurre en otros espacios urbanos, que los árboles se queden raquíticos por falta de adecuado riego.
El separador vial del frente del claustro tendrá jardineras propias, lo que direccionará mejor la circulación peatonal de ese sector. 
  • Tramos de cicloruta
El distrito tiene proyectado un circuito de ciclorutas en el Centro Histórico. Esta intervención adelanta dos tramos que le corresponden en ese plan: el que pasa frente al parque Centenario por la Media Luna y el que pasa frente al Patio de Banderas por el costado del claustro franciscano.
  • Mejor integración espacial
En general, esta intervención integrará mucho mejor el camellón, el parque y la calle de la Media Luna de manera que recuperen la sensación de ser un mismo espacio, como originalmente lo eran. 
Se armonizarán mejor los flujos de peatones y vehículos. Un ejemplo ilustra esto: hoy al llegar al final del camellón los peatones deben bajar a la calzada y estar muy atentos a la velocidad que toman los carros cuando el semáforo pasa a verde y ven una Media Luna despejada y sin ningún reductor de velocidad. Eso no debería ocurrir en esta zona, cuya naturaleza debe privilegiar al peatón. 
Así, los diversos detalles de diseño -realizado por una firma suiza- han tenido en cuenta las mejores prácticas en espacio público, el respeto al peatón y el ciclista, la racionalización del tráfico vehicular y la manera como todos comparten la calle. También se eliminarán las barreras para la libre circulación de personas con discapacidad.
  • La vieja y nueva plazoleta de San Francisco 
Esta integración espacial le dará una nueva vida a la plazoleta San Francisco, que parece haber sido olvidada a pesar del profundo papel simbólico no solo para Cartagena sino para toda la nación: allí fue donde se reunieron los lanceros de Getsemaní en noviembre de 1811 y marcharon hacia el Centro, donde desequilibraron la balanza para decidir la Independencia de España.
Este valor patrimonial se desconoció en una reforma de hace décadas, cuando se convirtió en una bahía para el desembarco de pasajeros frente a los viejos teatros. De ahí en más es como si la ciudad la hubiera olvidado como espacio de referencia. En el nuevo diseño retomará su presencia como espacio público. 
  • Una pequeña plazoleta nueva
La integración espacial originará una pequeña plazoleta frente a los edificios Puerta del Sol y Hotel Monterrey  donde el andén en lugar de estrecharse repentinamente tendrá un carácter más fluido y que también recibirá el flujo peatonal proveniente del camellón.
  • Proyección al Castillo de San Felipe
La calle de la Media Luna nació como la conexión entre la Boca del Puente (hoy Torre del Reloj) y la puerta de la Media Luna, un paso amurallado que a su vez era defendida por el castillo de San Felipe. Con los cambios urbanos la ciudad perdió ese vínculo. Esta intervención pretende ser el elemento inicial para recuperar esa conexión.

Viaje al fondo de la calle

¿Por qué este sector se anega tanto cuando hay un aguacero fuerte? La respuesta es un problema literalmente de fondo.

Cuando llegaron los españoles casi todo ese sector era parte de la bahía o del caño de San Lázaro que, para decirlo en pocas palabras, seguía el mismo curso que la vía del Transcaribe. Así, como en buena parte de la ciudad, cuando llueve el agua reclama sus dominios originales.

Debajo de la superficie hay tuberías que desembocan en un colector subterráneo llamado del Mercado, en referencia al Mercado Público abierto en 1905 y ubicado en los predios donde hoy está el Centro de Convenciones. Su papel es sacar las aguas lluvias del sector hacia la bahía. Los problemas: están subdimensionadas para el tamaño actual de la ciudad y fueron construidas cuando el nivel de las aguas de la bahía era más bajo que el de la calle. 

Y para agravar: el actual sistema de desagüe de este sector es de doble vía. Las aguas pueden salir, pero también pueden entrar. Por eso suelen estar anegadas y basta cualquier lluvia para que el agua en vez de salir a la bahía se desparrame por las tuberías y suba a la calle. El peor escenario: si hay marea alta y en ese momento cae un aguacero el agua simplemente no tiene por donde salir. 

Un añadido a este escenario es que en medio de los cambios, este sistema de desagüe subterráneo no tiene un ‘doliente’ institucional que se encargue de su inspección y mantenimiento rutinario. De hecho, se pueden llenar de residuos en apenas unos meses y es necesario hacer varias limpiezas al año para mantenerlas libres de obstrucciones.

Hay dos sectores que no se inundan de la misma manera: el camellón de los Mártires y la calle del Mercado, frente a la entrada Centro de Convenciones porque dos obras hechas en este siglo -independiente la una de la otra- elevaron el nivel de ambos sectores. Puede que al caminarlas no seamos muy conscientes de ese sutil elevamiento de los andenes y la calzada, pero ahí están.

Son efectos del calentamiento global que aquí se agravan por un fenómeno poco discutido en Cartagena: la ciudad como un todo se está hundiendo sobre el terreno. Son milímetros por año, pero se notan en el largo plazo. De hecho la parte nueva del proyecto hotelero se construyó diez centímetros sobre el nivel actual para prever ese proceso irreversible de hundimiento del suelo.

Eso nos lleva a la solución definitiva que están considerando ciudades alrededor del mundo con problemas similares: subir por completo su nivel. Por ejemplo, Miami Beach, que también es una isla, ya lo está haciendo, a unos costos astronómicos; pero es eso o resignarse a que el aumento del nivel del mar hará desaparecer buena parte de la ciudad por debajo de las aguas. 

La profunda intervención del espacio público implicará varias tareas activas y pasivas para mitigar estos problemas, así:

  • Ampliar la capacidad del alcantarillado desde el sector de la calle Larga donde comienza la obra del hotel hasta la esquina de la Media Luna con calle de la Sierpe, donde conectará con una red más robusta. Es una obra grande que Acuacar tiene prevista desde hace tiempo, pero que se integra a esta intervención para dar una solución integral.
  • Elevar el nivel medio de la calle de manera que iguale con los niveles del camellón de los Mártires y la calle del Mercado, generando una zona amplia mejor defendida frente a inundaciones.
  • Hacer que las válvulas que evacúan el colector hacia la bahía sólo operen sacando agua lluvia pero impidan la circulación de regreso. 
  • Se evaluará el estado de dos motobombas que en su momento fueron de tecnología de punta e instaladas en la última reforma del parque Centenario, pero que no entraron en funcionamiento. En caso de estar operativas serían un recurso de última instancia para evacuar agua en caso de una inundación súbita como las que ocurren ocasionalmente con los aguaceros más extremos.

No se puede decir que este lado del parque Centenario jamás volverá a inundarse pues ante los fenómenos climáticos extremos y el calentamiento global es mejor ser precavidos en los vaticinios. Pero en términos prácticos sí representa una solución definitiva y un mejoramiento sustancial de todo el sector. Además, un modelo de intervención donde la iniciativa privada se conjuga y potencia con los planes del sector público, en una alianza en que gana la ciudadanía.

Cierres viales

Las obras deberían comenzar a mediados de agosto y durar en su conjunto unos diez meses. Los trabajos de andenes, plazoletas y vegetación requieren un manejo de circulación peatonal que no debería ser complejo. 

Lo que obliga a hacer cierre vehicular total en ese tramo de la calle Larga es la renovación del alcantarillado porque se requerirán excavaciones y las debidas obras complementarias que llevarán unos cuatro meses.

Con anticipación y en coordinación con las autoridades se ha trabajado en un plan de manejo de tráfico para esta vía que significa una conexión de sectores como Manga y El Bosque con el Centro de la ciudad y Bocagrande. Dichos cierres, desvíos y contraflujos se estarán comunicando en los medios de comunicación local y redes sociales. Todo en coordinación estrecha con las respectivas entidades del Distrito.