Foto: Jaime Espinosa

Demente: un bar para locos cuerdos

SABOR A MI

Al comienzo, en 2013, parecía una apuesta rara en la esquina de Carretero con la plaza de la Trinidad. Un bar en un cascarón colonial que parecía cercano al derrumbe. Estaba destejado y así se quedó: con la vista hacia el cielo y un techo corredizo para cuando lloviera. 

El cascarón sigue intacto, con los viejos muros de piedra coralina a la vista. Las rocas del zócalo y los dos escalones como se hacían antes en el barrio para elevar las casas y que no les entrara el agua. Por su forma y su ubicación esquinera, con puerta a lado y lado, posiblemente haya sido una pulpería, o tienda, de las que abundaban en el barrio. Arriba, ahora le ha crecido una tupida melena vegetal.

En lugar de disfrazarlo de un estilo neocolonial, lo que hizo su fundador, Nicolás Wiesner, fue sacar a relucir eso que otros hubieran tapado. La decoración entre divertida e industrial resalta muy bien entre los muros desgastados. 

El espíritu, la carta y el nombre se inspiraron en el reconocido Juana la Loca, en Madrid. Tapas españolas adaptadas a los ingredientes y estilo cartagenero, un ambiente relajado para hablar, no para bailar, y un estilo desenfadado para atender. El propio Wiesner se convirtió en un anfitrión divertido y muy fotografiado. Un destino imprevisto para un hombre que comenzó en la banca y las finanzas.

Las cosas marcharon muy bien. Las constantes y favorables críticas en los sitios web de turismo y experiencias gastronómicas lo posicionaron entre los turistas extranjeros, que muchas veces buscan en Cartagena un sitio en donde ‘relajado’ no signifique lo mismo que rumba y altavoces zumbando en los oídos.

En 2016 abrieron la zona de pizzeria, en el patio trasero. Misma personalidad y aún más aire libre. La carta, que incluye muchas opciones vegetarianas e ingredientes selectos, fue un éxito más grande que el del bar. 

Los platos campeones son la pizza de albóndigas, las carimañolas y las hamburguesitas de rabo, que han estado desde el primer momento en la carta. En tragos, El Esquizofrénico, que combina lulo, mezcal y triple sec, es uno de los más demandados. 

Johon Zuñiga trabaja en Demente desde su inicio. Es un cartagenero neto, criado en Chapacua, que estudió en el SENA y luego ganó mucha experiencia en sus tres años en La Enoteca y otros seis en Hard Rock Café. En Demente comenzó como bartender, luego como jefe de bar y desde hace varios años, administrador. “De esos que lleva la caja, atiende las mesas, mezcla tragos y hace de todo cuando toca”, bromea. 

Le ha tocado lidiar con el año 2020 de la pandemia. Una vez que liquidaron las existencias e intentaron con domicilios les tocó cerrar. El pasado diez de diciembre reabrieron. Poco a poco han reenganchado a los miembros del equipo. Las cuentas se van equilibrando, ahora con más presencia de visitantes colombianos, mientras se reactiva el flujo internacional. Están trabajando en nuevas recetas y tragos. Lo peor parece haber pasado, pero aún falta mucho para retornar a la dinámica de hace un par de años. Que la cordura y la locura los acompañe a partes iguales para mantener el sitio único que es.


Demente Tapas Bar

Plaza de la Trinidad, esquina con calle Carretero

312 706 89 38