¿Qué tal mostrar de otra manera, más digna y altiva, a las vendedoras ambulantes de fruta o de chance del Caribe colombiano, profundizar en su vida y en las huellas de ese trasiego de décadas bajo el sol? Ruby Rumié, la artista cartagenera que desde 1994 tiene su taller en el Callejón Angosto, lo intentó. El resultado es un magnífico libro recién impreso que resume su trabajo con cincuenta mujeres maravillosas, dos de ellas getsemanicenses.
“La médula de este trabajo es dignificar y visibilizar de otra manera a estas cincuenta mujeres. Ellas nos muestran una situación cotidiana que de tanto verla ya no la vemos”, nos dice Ruby en su estudio.
“El giro fue sacarlas del contexto de esas postales turísticas en que metimos a las vendedoras ambulantes. Al final las hemos disfrazado tanto de ellas mismas que han perdido su identidad. La idea es cómo rescatarlas de ese folclorismo para verlas como los seres humanos más complejos que son”.
En Tejiendo Calle, Ruby intentó diversos modos para mostrar en todo su valor la vida y el trabajo de estas mujeres: las fotografió una a una en un estudio; organizó una ceremonia de lavado de pies en las mismas palanganas que siempre cargan en la cabeza; dibujó mapas con el recorrido cotidiano de cada una de ellas; diseñó e imprimió el libro.
Para las fotografías tomó una decisión radical: nada de calles, ni elementos de lo que venden y mucho menos la habitual foto de palenquera. Se decidió por fotos de estudio, una por una, en condiciones casi idénticas, con ropas blancas inmaculadas, mirando de frente. El resultado es hermoso, inquietante e invita a la reflexión: cada una de ellas refleja su interioridad y sus rasgos propios, pero vistas en conjunto parecen una sola. Acaso una metáfora de nuestras mujeres caribe.
“Fotografiarlas mirando de frente a la cámara, como mirando al espectador, era otro reto. Sonreían muy poco o casi nada. Frente a la cámara eran mujeres contestatarias y fuertes. Generalmente fueron ellas quienes me dieron la pauta a seguir; fueron ellas quienes se impusieron”.
En otra serie los pies pasan al primer plano: “Trabajar a la intemperie, bajo lluvia y sol, a pie. Decidí que se le hiciera un gesto simbólico a esa parte del cuerpo que durante muchos años utilizaron: un lavatorio de pies en las mismas palanganas que han cargado tantos años”.
Prende la vela
Dos mujeres getsemanicenses participaron. Una fue Antonia María Urueta (en la foto). La otra, Isabel Guerrero Escudero, a la que llamaban Prende la vela.
“La quise mucho. Le decían Prende la Vela por la canción. Como agradecimiento a cada una le regalé una foto firmada. Cuando muere Prende la Vela, le sacan esa foto para el velorio, para ponerla encima del ataúd. Al día siguiente me llama la hija llorando: -doña Ruby, no sabe qué me pasó, ¡se nos quemó la foto!- Y le digo entre risas: -Ay, eso es una maldad de Prende La Vela. Mira, la llamaban así y le pasa eso en el velorio. Ella no paraba de hablar, era la mujer más sociable que he conocido”.
Tejiendo Calle será presentado el 22 de noviembre a las 6:00 pm. en la galería NH. Callejón de los Estribos con Calle de la Artillería. Más información: nhgaleria@gmail.com. Teléfono: 664 05 61.