Foto: El Getsemanicense

ÁNGELES SOMOS: PRESERVEMOS LOS CINCO PESOS DE LA TRADICIÓN

EDITORIAL

Es la fiesta de Ángeles Somos donde la consistencia de la solidaridad se combina con la tradición de reco - lectar yucas, plátanos, carnes y “cinco pesos” para reunir a la gente de todas las cuadras. 

El año 2023 fue otra oportunidad que apro - vechó el barrio Getsemaní para decirle a sus moradores y a los de toda Cartagena: ¡pre - servemos los cinco pesos de la tradición! y trabajar por el rescate y fortalecimiento de esta manifestación cultural cartagenera que hoy hace parte de la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación. 

Los getsemanicenses y su Junta de Acción Comunal, casados con el compromiso de mantener vivas las sanas tradiciones buscan cada año que ese grupo de Ángeles en el cielo de Getsemaní crezca, porque son ellos, los niños, los protagonistas de estos coros y caminatas que terminan en comida con sabor a vecindad y a trabajo en equipo. 

“Atendimos a más de 500 niños; todos los niños de la Institución Educativa La Milagrosa y los demás que hacen parte de la comunidad. Nos fue excelente y la convocatoria también lo fue porque a pesar de que ese día cayó un fuerte aguacero, pudimos sacar la acti - vidad adelante” aseguró Davinson Gaviria, integrante de la Junta de Acción Comunal de Getsemaní. 

MILDRE CARTAGENA, una de las influenciadoras y creadora de contenidos en redes sociales más reconocidas de la ciudad, se sumó a la tradi - ción y pidió tintilillo con estos ángeles durante una animada y alegre caminata que resultó en 3 ollas de rico sancocho en el parque de El Pedregal. 

El sector social-empresarial también, desde hace algunos años, se unió a la causa de no dejar morir estos estribillos que tocan a la puerta de la gente todos los 1 de noviem - bre en la Heroica. “Apoyamos la actividad de Ángeles Somos impulsando la puesta en valor del patrimonio integrado de Getsemaní y la preservación de su vida de barrio. Estamos integrando el trabajo de la mano de San Francisco Invest - ments”, explican desde la Fundación Santo Domingo. 

Si bien el origen de esta tradición po - pular viene de España, basada en una conmemoración religiosa del catolicismo luego de que el papa Bonifocio IV trasladara el día de los santos al primero de noviembre; se fue populari - zando mucho más en Colombia, específicamente en territorio bolivarense y también en los vecinos de Sucre, Córdoba, Atlántico y Magdalena, que eran en ese entonces un solo departamento. 

Esta tradición se recargó en Getsemaní, cuando la reconocida Rosita Díaz de Paniagua llegó a radi - carse nuevamente en Cartagena para el 1976 y vio la decadencia de esta fiesta barrial. “Los pelaos ya no salían a buscar Ángeles Somos”, dijo la getsema - nicense. 

Fue así como revolucionó todo el popular e histó - rico barrio, resaltando la importancia de “rescatar un nuevo orden o tejido social”. Y nada fue en vano. 

Aunque aún este proceso no ha terminado luego de cuarenta y siete años después, esta tradición convoca a más de 700 niños de Getsemaní y de las distintas localidades, “vacilando” la esencia de la ciudad que parte y comparte su sazón y alegría, con una tradición que tiene frente y espalda ante la resistencia de nuestra historia. 

Getsemaní es referente de la celebración y promue - ve desde las entrañas el fervor de las fiestas, en las que el tintililillo y los cinco pesos son tanto para la tradición como para el bolsillo. 

Una recomendación: si usted es tímido; no parti - cipe, porque esta fiesta solamente está hecha para el verdadero ‘cara limpia’, aquel que no le da pena llegar y tocar, abriéndose y presentándose como un ángel que la ciudad ha promulgado desde su interior y que lo único que necesita es una bolsa de arroz y un ramo de verduras, porque en cada casa algo distinto hay y algo distinto obtiene. 

Hay que decir que cada canto de Ángeles Somos es diferente, pero quienes participan tienen muy claro que, si no se van con algún ingrediente de una casa, al menos sí deben salir con algo de plata. El sancocho de ninguna manera puede quedar incompleto. Por eso el canto grueso y con amor a la tradición debe sentirse con firmeza, para que el getsemanicense que abre la puerta de su casa no titubee al momento de colaborar.  

La fiesta de Ángeles Somos es la tradición favorita de quien adora la ‘cartageneidad’, ese concepto que te anima a caminar las calles bajo un sol incle - mente, sabiendo a qué casas puedes ir y a cuáles no. Quien participa de la celebración no le da pena llegar a la tienda del cachaco y cantarle, tampoco le genera vergüenza al niño que debe tocarle la puerta a la señora a la que le rompió una ventana jugando fútbol. 

Aunque hay que decir que en esta tradición los ni - ños no caminan solos; porque si bien es una fiesta donde mayormente son ellos los protagonistas, los Ángeles Somos a todos los enamorados de esta costumbre. Todos están invitados, nadie debe quedarse por fuera. 

En casa, las portadoras de la tradición gastronómica de la ciudad ya tienen las ollas más grandes del mundo, donde las chocozuelas empiezan a ablan - darse desde antes de que los niños lleven el bastimento. Falta conse - guir las verduras, algunas otras cosas más para el sancocho y, si cuentan con mucha suerte, más proteína. 

Cartagena tiene su emblemática historia con la comida, que no es muy ajena a la realidad en Getse - maní, donde la cocina es el templo de una familia y sobre todo en un importante barrio como este, donde se ha luchado tanto batallado y donde se han sentado los precedentes más representativos de la cultura cartagenera. El comedor es el lugar de conciliación y también en donde se funden en un abrazo los símbolos multicultura - les de una ciudad que creció con las huellas de los migrantes que vinieron de múltiples rincones del mundo. 

La comida es lo que une a las familias en Getsemaní y en toda Cartagena gracias a las matronas que, preservando una sabiduría ancestral, les brindan a los platos esos sabores y sazones que no tie - nen comparaciones posibles. 

Aquí no hay prisa, porque si muy temprano salimos cantando el tintililillo, en un rato llegamos a casa con el bastimento y los aliños; para que siempre quedemos satisfechos en esta fiesta que ama todo niño y adulto. 

Los niños que traen un alma pura y el cartagenero que le pone la sabrosura, canto que pone a bailar y que las palmas suenan sin cesar. Nada mejor que una Cartagena que tiene toda una representación en Getsemaní; lo popular, el sabor, el bullicio, el vacile y la valentía, que hacen de nuestra ciudad un museo vivo con todas las de la ley y también con todas las garantías. 

¿Y DE DÓNDE VIENEN ESTOS ÁNGELES HERMOSOS? ¡DE GETSEMANÍ!

Este evento anual, que reúne a los habitantes y visitantes del barrio, es una ocasión especial para honrar nuestra esencia cartagenera y recordar la personalidad pujante de los getsemanicenses. 

Este barrio es característico por los lazos inquebrantables entre vecinos que, a razón de permanecer juntos y con culturas vivas, hacen lo posible por convocar y construir más posibilidades de encuentro con las nuevas generaciones, de manera que puedan aprender la magia y la importancia de las tradiciones y, sobre todo, que se conviertan en los futuros guardianes del legado. 

Lo mejor que le ha pasado a Getsemaní es ponerse en cintura y abrir espacios de participación en los que también se convoca a ciudadanos de los diferentes barrios populares de Cartagena. Organizados y en virtud de ofrecer más por la ciudad, han hecho de toda una historia, la mejor tarea para que ‘La Heroica’ conserve lo que por muchos años ha construido. 

La fiesta de Ángeles Somos sólo es el anticipo de una festividad enorme, que está en las mismas fechas y agendas de cabildo y recuerdos de rebeliones que nos llevaron a obtener la libertad. Es además un homenaje perfecto a una ciudad rodeada de mar, de hermosos paisajes, arquitectura fenomenal, pero también de murallas y seres valientes que, por muchos años, nos cuidaban como una madre arrulla a sus hijos desde lo más profundo del alma. 

Getsemaní es el barrio donde las gestas y las fiestas se viven con sabrosura y también donde la gente resplandece con toda su hermosura. Ahora lo que toca es seguir trabajando de la mano entre todos para preservar por los siglos de los siglos la tradición inconmensurable de Ángeles Somos. 

" Bollo limpio pa’ los pelaos! A veces es mejor con queso o un poco de suero, pero el bollo siempre tendrá una buena participación en nuestra gastronomía local. Es común que te saquen un bollo limpio en una celebración de Ángeles Somos por su sabor delicioso, pero más aún por su pregón divertido."