Todavía se respiraba un aire de comunidad y barriada en casi todas las calles. Aún se jugaba el campeonato de bolita de trapo en la plaza, con sus obstáculos de entonces, como las bancas geométricas y los dos arbustos en la mitad; la casa donde nació el poeta Jorge Artel aún tenía un piso y la calle se barría con escoba de paja.
Faltaba poco para que al templo se le hiciera una intervención que lo actualizó como lo vemos ahora. El Mercado Público había sido trasladado diez años antes y eso significó una diáspora grande. Era una época difícil, de acomodo a esos nuevos tiempos, pero aún vivía la mayoría de familias nativas y todavía los niños se juntaban en la plaza.
Hoy -lo sabemos todos- el turismo desplazó los juegos de los niños. En las noches se convirtió en un mercado de comidas rápidas y visita de centenares de foráneos que desconocen la riqueza comunitaria del sitio y sin ese contexto la disfrutan solamente como un lugar pintoresco.
Una nueva sección
Durante los primeros cuatro años de El Getsemanicense completamos un recorrido predio a predio de todas y cada una de las calles de nuestro barrio, que puede consultarse en nuestra página web: www.elgetsemanicense.com en la sección La Calle.
El archivo de 1988 fue fotografiado por el arquitecto Jaime Moncada, como miembro de la División de Inventario del Patrimonio Cultural, dependiente a su vez de la Subdirección de Patrimonio Cultural, entonces a cargo del arquitecto restaurador cartagenero Rodolfo Ulloa Vergara. La socióloga Rosita Díaz de Paniagua nos permitió amablemente el acceso a una copia que tiene desde entonces.
El registro se catalogó por 56 ‘recorridos’ que abarcan la mayoría de calles y espacios principales del barrio, fotografiados desde diversos ángulos. En las próximas ediciones y como una nueva sección fija de nuestra revista estaremos presentando algunos de ellos, contrastados con su presencia actual.