Calle del Carretero

LA CALLE

¡Qué calle como la de Carretero para estar en el corazón de Getsemaní! No solo porque desemboca en la plaza de la Trinidad, sino por los vecinos y personajes que la habitaron antes y quienes aún viven allí: Doña Olga Hurtado, la familia Caballero, las Vitola de toda la vida. Queda aún sabor del barrio viejo y de la buena vecindad que se experimentaba cada día. 

En la pura esquina con la Trinidad, donde hoy queda Demente, hace muchísimo tiempo componían máquinas de coser. Después allí mismo vivieron la recordada señora Marcia y sus hermanos: uno que no hablaba, pero que se sentaba en la entrada y les daba pellizcos a los muchachos que pasaban la puerta; el otro, que llegaba con su bolsa de pan al regresar del trabajo cuando estaba cayendo la tarde. Y así, casa por casa, historias y más historias: la del Suzuki amarillo parqueado frente a la casa de los hermanos Escandón, que lo movían tan poco que hasta parecía parte de la calle. 

Tenía árboles frutales a los que todos los muchachos le metían mano. A los de guayabas y mangos en la casa de los Valdelamar; a los de mango, níspero, mamón y ciruela jobo en el lote donde ahora queda el edificio El Carretero; a los palos de guayaba en el lote de la carbonera, que también tenía un pozo que lloraba agua todo el tiempo y que era la salvación cuando se iba el servicio, hasta hace no muchos años.

 “Antes de que Getsemaní fuera el barrio cool de ahora aquí se iba mucho el agua y se formaban unas filas que llegaban al Pedregal. Ese era el bochorno del mundo: uno todo sofisticado con su balde en la mano esperando. Uno entraba ahí y eso estaba lleno de carbón. Salíamos sucios, pero con el balde de agua en la mano”, nos contaba Francys Caballero, que se crió en esta calle.

¡Y las comidas! La hija de Marcia, Patricia Yolie, hacía con las manos unas tortas y pudines al carbón, -sin horno-, que eran una delicia; o los enyucados de la Tiaceya, que eran famosísimos; o el jugo de guayaba hervida con leche Klim y pimentón o zanahoria que las hermanas Gómez les daban a sus alumnos.

Y puede que haya sido la cuadra más pedagógica del barrio: allí quedó el colegio Camilo Torres, el del añoradísimo profesor Fortunato Escandón y su familia; el de doble jornada y que tenía un uniforme de pantalón corto de tela Apolo color verde policía y una camisa de cuadros también verdes. Doña Olga Hurtado fue maestra del Mercedes Abrego. Y por supuesto, las tres hermanas Gómez: Jacobina, en la Milagrosa y Leonor y Etelvina, en el Inem. Eran unas profesoras muy exigentes que le enseñaron las primeras letras a más de uno en el barrio. 

Y al otro lado, en la otra esquina, Mario Vitola, que era feliz en el pretil de la casa, tertuliando y echándoles cuentos de terror a los muchachos. Eso le gustaba tanto como el béisbol. Y de tanto contar cuentos no le pasaban los años. “Es que soy un androide”, les explicó alguna vez a los chicos, extrañados de ese ser que no envejecía. “Eres un succionador de nuestra juventud”, le aventuró alguna vez uno de ellos, para diversión y risa del viejo Vitola. ¡Cuantas generaciones pasaron por ese pretil!

Donaldo Bossa Herazo, en su Nomenclátor, cifra el nombre de la calle en la genealogía de la influyente familia Carretero, que data del siglo XVIII, comenzando por don Máximo, que nació en 1782 y vivió 87 años. Otros en la calle le ponen un origen más cercano porque antes se hacían o guardaban carretas en el lote donde estuvo la carbonera y que en un tiempo tuvo casas accesorias. Bossa nos recuerda que en 1855 el Concejo de la ciudad la rebautizó con el nombre del héroe local Pedro Romero, pero evidentemente ese nuevo y merecido nombre no caló.

LADO PAR

Antes vivó el zapatero Hernán Díaz. Luego la familia Lezama. Martín Morillo vivió allí su infancia y adolescencia.

Restaurante Palenqueras
Tel: 678 24 65

Antes vivió abajo el carpintero Gabriel Moreno y arriba, Jhon Majuad.

Casa El Carretero Boutique Hotel
Tel: 310 630 17 78

Fue la casa de los Leon Julio, con don Ceferino y la señora Albertina, que tuvieron la tiendecita La Chispa de la vida. Y antes de ellos  vivieron las Marriaga, muy alegres y serviciales.

Casa Santa Ana Hotel Boutique Spa
Tel: 310 5861393

Las hermanas Gómez: seño Jacobina, seño Leonor y seño Etelvina, con  la sobrina Mayra.

Aquí se vendía carbón y estaba el pozo de agua.

Aquí  vivieron la señora Flor María y luego la señora Gladys, quien tuvo una pensión para marineros. Ahora vive la familia de Mara Vitola Acosta y Víctor Guerrero, con sus dos hijos.

Dora Hostel
Tel: 304 528 68 09

Vivieron los Pérez Caraballo. A la señora Victoria se le conocía como La Panameña, porque comerciaba con artículos traídos de allá.  Sus hijos: Marcos y María Pérez. 

Hotel Boutique Casa San Miguel
Tel: 647 10 74

Los  Alvear Herazo. Se recuerda a las hermanas Armanda y Tulia, que era vivandera.

Los Caballero Villareal, que venían de San Diego y tuvieron  la tienda Los Laureles. Ayda traía mercancía de Maicao.

En la esquina quedaba la Panadería Uribe, que era de un “cachaco buena gente”.

Antes tienda Los Laureles.
Ahora Brayan 2.

LADO IMPAR

Aquí se arreglaban máquinas de coser y luego vivieron la señora Marcia con sus dos hermanos y su hija Patricia Yolie.

Demente
Tel: 660 42 26
6 p.m - 2 a.m.

Aquí vivieron los tres hijos  del profesor Escandón, entre ellos el odontólogo Elías Escandón.

Cartagena Craft Beer
Tel: 304 670 29 32
12 m. - 12 p.m

A mediados de siglo funcionó el club de baile La Estrella Roja. También vivieron los Valdelamar; la señora Mayo y la señora Carmocha.

Casa de la familia Hurtado. Allí vive La ‘seño’ Olga, quien fue maestra del Mercedes Abrego. Era la única casa con balcón en la cuadra.

Aquí funcionó el Colegio Camilo Torres, del profesor Fortunato Escandón y su familia.

Casa Pedro Romero
Tel: 300 658 19 04

Edificio El Carretero, estrenado hace unos 35 años. Los Gaviria Amador fueron los primeros en pasarse. Luego, los Carranza Rossi.

Casa de cambio Florida Money Exchange
Tel: 638 35 59
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Maya Tours
Tel: 321 625 85 78
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Galería Piel Artesanía
Tel: 300 294 52 47
8 a.m - 8 p.m.

Los Vitola Acosta. Yadira Acosta Carriazo y tres hijos: Mario, María y Mara.