La calle de la Media Luna tiene historias en cada metro de su extensión. Fue la única entrada por tierra de los artículos que venían del interior. Era también el acceso estratégico, militarmente hablando, razón por la que fue fortificada con un revellín, que era una especie de puente y fuerte de defensa al mismo tiempo.
En la edición anterior hablamos del tramo desde los edificios Morales hasta calle de La Sierpe. En esta, nos ocuparemos del tramo que va de la calle de La Sierpe hasta la calle de Guerrero.
De entre todas las edificaciones de esa cuadra destaca la Obra Pía, de la que se podría escribir un artículo completo. Es y fue uno de los edificios emblemáticos del barrio por mucho tiempo. La Obra Pía era una iniciativa católica para hacer obras sociales con la población más necesitada. Fue fundada entre 1640 y 1650 por Doña María de Barros Cabeza de Vaca. Había tantas necesidades y tan poca institucionalidad entonces que terminó ampliándose entre 1778 y 1792 hasta la calle de la Magdalena. Circula la idea de que adentro había restos de murallas (improbables, por la localización del sitio) y de muros coloniales.
A finales del siglo XIX la mitad del edificio de la Obra Pía estaba dedicado a un hospital para mujeres. En 1895 llegó a Cartagena la Madre Bernarda junto con otras 15 monjas de su congregación de las Hermanas Franciscanas Misioneras de María Auxiliadora. Huían de una persecución religiosa en Ecuador cuando Monseñor Biffi las invitó a instalarse en la mitad vacía de la Obra Pía. La madre Bernarda, beatificada en 1995, viviría 29 años en Getsemaní. Su huella también tendrá su propio artículo.
Por las mismas décadas también llegó y se fortaleció la migración sirio libanesa, que terminó por ser la propietaria de muchas casas de la Media Luna. El talante comercial y emprendedor llevó a que cada familia se especializara en un tipo de comercio. Muchos tenían que ver con el Mercado Público, pero hubo otros nichos: calzado, ropa, farmacia, medicina, etc. El esquema de las casas varió: empezaron a levantarse segundos pisos para que arriba viviera la familia y abajo quedara el local y bodega del negocio familiar.
Más adelante, en la Obra Pía fueron fundados el colegio Biffi -que se mudaría luego a su ubicación actual-. También el Liceo Nacional Femenino Soledad Acosta de Samper, de mucha recordación porque significó una formación de calidad para un par de generaciones de mujeres getsemanicenses.
Otro predio muy interesante es el de la familia Franco, que ha tenido la casa por generaciones. El patio conectaba con la calle de la Sierpe y conformó en su época el Pasaje Ciudad Perdida o Pasaje Franco. En los pasajes vivían muchas familias que compartían zonas comunes. Otra casa de la cuadra estuvo dedicada en siglos pasados al alquiler de habitaciones por temporadas, lo que hoy llamaríamos “pensión”.
El desborde del Mercado Público hacia sus alrededores significó también un deterioro de la calle. Durante décadas se combinaron negocios que surtían a las clases populares de toda la ciudad con sitios que así describió Donaldo Bossa Herazo en su Nomenclátor (1981): “una de las calles más bellas y típicas de Cartagena, envilecida hoy por los prostíbulos, cantinas y casas de empeño que la degradan”.
Pero el avance económico de la ciudad y sobre todo su nuevo énfasis turístico también llegó al sector. Ha habido una nueva generación de sitios de música y fiesta, cada una con un nicho particular. En la calle ahora hay bares para todos los gustos y edades. También restaurantes, aunque no ha sido su vocación principal. En lo que fuera la Obra Pía se intentó hacer un gran hotel pero la construcción quedó parada por inconvenientes de los inversionistas. Frente a ella se construye ahora un hotel en lo que fueran los tres predios contiguos de la familia Castilla y de los Beetar.
Antes: Era de propiedad de la familia Franco. El patio colindaba con el antiguo Pasaje Ciudad Perdida.
Antes: Existió la Farmacia Blanca. El químico Castilla fabricaba productos para la gripa y la piel. También existió la mueblería el Gran Roble.
Hoy: Vidriería Grondona.
Hoy: Vueltabajero.
Horario: Lunes a viernes de 7:00 a.m. a 7:00 p.m.
Sábado: 7:00am a 12:00m
Teléfono: 678 77 74
Hoy: Vidriería Grondona.
Hoy: Vueltabajero.
Horario: Lunes a viernes de 7:00 a.m. a 7:00 p.m.
Sábado: 7:00am a 12:00m
Teléfono: 678 77 74
Horario: Jueves a domingos.
Tel: 310 571 99 45
Horario: lunes a sábados de 7:00 p.m. a 3:00 a.m.
Tel: 302 439 81 58