De la calle Larga se puede escribir un libro entero. ¿Y cómo no va a ser si junto con la de la Media Luna fueron la base del trazado de calles de Getsemaní y tiene más de cuatro siglos de historia? Además, responde a su nombre: tiene 481.5 metros y sí, es la más extensa del barrio. Tanta historia no cabe en dos páginas así que en esta edición iremos con el sector que va desde el Puente Román hasta la esquina al frente del Dadis (calle del Pozo).
Se piensa que a la calle le pusieron ese nombre desde los tiempos de la Colonia por su obvia extensión. Pero formalmente ha recibido otros como “la de Granados, Delhuyar, Nuestra Señora de la Paz, Nuestra Señora de Loreto, Nuestra Señora de Ribera, Nuestra Señora del Buen Viaje, Nuestra Señora del Rosario y el Reducto”, según cuenta Raúl Porto Cabrales en su libro Cartagena de Indias en la palma de la mano. Otra versión señala que en algún período se le ponía el nombre a algunas calles por sus características: calle Ancha, calle Curva, calle Larga, etc. Una hipótesis más: a la gente se le hacía muy larga porque el Claustro de San Francisco y sus huertas posteriores se extendían mucho y la siguiente calle quedaba bastante al fondo.
El infaltable Donaldo Bossa Herazo, en su Nomenclator Cartagenero, dice: “Parece que, en los inicios, se llamó calle Larga a toda la vía; posteriormente el nombre popular sólo cobijó a la primera cuadra, esto es, la que corre desde la esquina de la Orden Tercera hasta la esquina de la calle San Juan. Primero fue conocida como calle de Nuestra Señora de Loreto, por el convento de los franciscanos llamados al principio Santa Casa de Loreto o Nuestra Señora de Loreto. Posteriormente fue llamada esta cuadra calle Nuestra Señora del Mar, y el nombre de Nuestra Señora de Loreto pasó a la calle del Estanco de Tabaco.
Ahora es fácil pensar que la calle Larga nació como la conexión del Centro Histórico con la isla de Manga, pero no es cierto. Hasta el siglo XIX el paso natural para ir a Manga era donde hoy se ubica el puente detrás del diario El Universal. En sus primeros dos siglos el movimiento fuerte de la calle estaba por el lado de lo que hoy es el Centro de Convenciones. Más arriba estaban el almacén de la aguada, desde donde se surtía el líquido a las embarcaciones menores que luego se la llevaban a las mayores. Más allá, cerca de dónde hoy es el puente Román, decaía la actividad humana.
Lo que marcó la primera y larga época de la calle fue que corría paralela al playón del Arsenal. Era la calle posterior de ese amplio frente de agua. Y hay que imaginar la vida cotidiana y lo que allí ocurría en los siglos XVI y XVII: era un espacio portuario de embarcaciones menores (las mayores se hacían donde hoy queda la Base Naval). Eso implicaba tener allí carpinteros de ribera, carpinteros de mar, calafates, aguateros y otros artesanos trabajando en el mantenimiento, la reparación y el aprovisionamiento de barcos. Pero no solo eso: allí también quedaban bodegas donde se almacenaban -después de pagar tributos a los oficiales reales- todos los productos que venían de “ultramar”. En esas bodegas también se guardaban y negociaban los elementos marinos: velas, cuerdas, herrajes, jarcias (los aparejos y cabos de una embarcación), redes, maderas, etc.
La dinámica natural era que esas bodegas abrieran de cara al playón, pero terminaban también abriendo otra puerta del lado de la calle Larga, justamente por todo ese movimiento comercial y de servicios. Por eso los predios de esa calle tienden a ser muy alargados e ir de lado a lado.
Era todo un trajinar de gentes y negocios que le dieron la vida y dinámica a ese sector. Todo cambiaría con la construcción de la muralla de ese lado y sus tres baluartes, que cerraron el playón del Arsenal, en el siglo XVII. Al final de la calle Larga se construyó el baluarte que sigue en pie y en frente, en Manga, un pastelillo, una curiosa manera de designar a una estructura amurallada hecha para darle una primera barrida de fuego a los barcos enemigos. Una probada antes del plato principal.
El objetivo no era solo militar. Las autoridades coloniales pretendían también taparle una puerta al contrabando, que en realidad se daba en toda la ciudad. Muestra de eso es que en ese espacio solo había muralla, no contramuralla, que tiene propósito militar.
Este artículo continuará en la próxima edición.
Antes: En el edificio Mainero (Ninfa del Sinú) vivieron varias familias, como la de los Gomez Echeverría, antioqueños, que se radicaron en Cartagena. También vivió Libia Baena.
La Bonga del Sinú: lunes a domingo. 11:30am - 11:00pm. Tel.: 6601649.
Lavatú: lunes a domingo: 9:00am - 7:00pm. Domingos: 10:00am - 3:00pm.
En el primer priso la familia Marún Díaz, después se mudaron a la calle San Antonio donde vivieron por casi de 30 años.
En el segundo piso vivía la familia Amador.
Vivió la familia Liñán, la señora Maruja Liñan muy conocida en la calle.
Mi Llave Hostels Cartagena: 24/7. Tel.: 301 2447861.
Colchones y Muebles Barakat: Lunes a domingo. 8:00am - 6:00pm. Fines de semana: 8:00am - 12:00m. Tel.: 664 6975
Fausto del Río, tenía su negocio de Ferretería que daba de un lado a la calle larga y del otro lado al Arsenal; pero el vivia en Crespo.
Restaurante Teppanyaki Caribe: lunes a domingo. 11:00am - 11:00pm. Tel.: 320 9000278
Antes de ser edificio, aquí vivió la familia Maldonado. También vivió más recientemente el pintor José Quintero.
Vivieron muchas familias, una de ellas fue la del palestino Jacobo Yaber.
Oficentro, imprenta comercial: lunes a viernes. 8:00am - 5:00pm. Tel.: 6643537.