Las calles Larga y de la Media Luna fueron las primeras del barrio y alrededor de las que fueron trazadas las demás. Son tan antiguas que ya aparecen en un plano de 1597. Contarlas es también contar un poco nuestra historia. En esta tercera entrega nos ocuparemos del tramo que va desde la iglesia de la Orden Tercera hasta la calle San Juan.

Y habría que comenzar por ahí: por la distancia entre la iglesia y la calle San Juan, que a los vecinos se les hacía larga. Dicen que ese es el orígen del nombre popular, porque formalmente ha tenido otros. Por ejemplo, nos recuerda Donaldo Bossa Herazo: “en 1882 la junta de Alumbrado Público de Cartagena dió a esta calle el nombre del prócer y mártir D. Miguel Díaz, Granados”. 

Otra fuente señala que: “El primer tramo, o sea el comprendido de la orden Tercera a la esquina de los doctores Vargas Vélez, se llamó de Granados; desde esa esquina al Callejón Piñeres, el Consejo Municipal dispuso que tomara el nombre de D’ Elhuyar; de este lugar a la esquina de la calle de la Marina se llamó Nuestra Señora de la Paz”.

 ¿Y por qué era tan largo ese tramo? Porque ahí estaba ubicado el convento de San Francisco, la construcción que le dio origen al barrio y que ocupaba el terreno de mayor tamaño de lo que hoy llamamos Centro Histórico. Por el flanco de la calle, además de la iglesia esquinera estaban las huertas del convento que ayudaban a alimentar a los monjes y quienes estaban hospedados ahí, pues también funcionaba como una especie de hotel para los religiosos y autoridades que llegaban a Cartagena en espera de zarpar hacia España o hacia el interior del virreinato.

Del templo de la Orden Tercera (la de los laicos franciscanos) se sabe que comenzó a ser construido en 1633 con aportes de la comunidad de vecinos y el apoyo del gobierno de Antonio de Salas. También se sabe que se levantó en muy pocos años y que tiene un gran parecido con la de Santo Toribio, en San Diego, casi como si las hubiera diseñado la misma persona.

Al frente de la iglesia vivió una figura principal para el barrio. Nos lo recuerda Bossa Herazo: “En la esquina, frente al costado sur de la iglesia de la Tercera Orden, estuvo la casa de propiedad del Teniente Coronel Pedro Romero. donde habitaba este prócer con su familia. Hoy se levanta allí un moderno edificio de tres pisos. En la misma acera, y a mitad de cuadra, tuvo Romero su taller de fundición, que le fue confiscado por las autoridades realistas en 1815”, nos recuerda Bossa Herazo. En ese taller, recuerda otro autor, Romero hizo varias campanas para diversas iglesias de la ciudad. 

Con el paso de los siglos algunos de las antiguas huertas fueron pasando a manos de particulares. En parte de donde ahora queda el Centro Comercial Getsemaní estaba la casa del almirante José Prudencio Padilla, quien tuvo un papel protagónico en el proceso de Independencia. Esa casa, según las pistas históricas tenía una salida por la calle San Juan.

Entre la iglesia y el centro comercial quedó el antiguo teatro Rialto, abierto y con tribunas como las de los viejos estadios de béisbol, que hizo toda una época de cine popular para el barrio.

“¿Y los helados de "El Polito"? Manjares de dioses que ofrecían en un modesto local al lado del Teatro Rialto, en la calle Larga. Sólo los cartageneros que vivimos entre los años cuarenta y cincuenta del siglo XX tuvimos el privilegio de degustar los helados de don Andrés López, que era el nombre del dueño del negocio, quien antes había sido propietario de "El Polo Norte", de ahí el nombre de éste. Todavía no han podido hacer en Cartagena unos helados de frutas iguales a los de "El Polito", a pesar de toda la tecnología y adelantos del presente”, recuerda Rafael Ballestas.

Cuando el mercado público tuvo su auge en la calle Larga -por buena parte del siglo XX hasta su traslado a Bazurto en 1978- vivieron muchos de los comerciantes que hacían negocios allí, en particular la comunidad sirio-libanesa.

Para saber más:

Nomenclator Cartagenero. Donaldo Bossa Herazo. Banco de la República. Bogotá. 1981.  

Cartagena de Indias. En la Palma de la mano.  Raúl Porto Cabrales. Ingeniería y diseño. 2016. 

Cartagena de Indias. Relatos de la vida cotidiana y otras historias. Rafael Ballestas Morales. Segunda edición. Universidad Libre. 2008.