En este predio donde hoy funciona el Dadis hay mucha historia de barrio. Aquí funcionó la semilla de lo que hoy es el Hospital Infantil Casa del Niño, una institución de referencia en la pediatría de todo el Caribe colombiano. Fundado por Napoleón Franco Pareja y con el apoyo del Club Rotario, nació como algo bastante más sencillo: un programa de lactancia para niños de escasos recursos, que funcionó entre 1940 y 1947 hasta cuando se mudó al barrio Bruselas. En el barrio lo recuerdan como la gotica de leche, que con el paso del tiempo fue más que eso. Se convirtió en un seguimiento sistemático de la salud de los niños, a cuyas familias les entregaban un modesto mercado al mes para ayudar en la nutrición de los más pequeños.
Luego, según los testimonios, funcionó, hacia la década de los 50 la Cárcel de Mujeres. A finales de la misma década, pero con seguridad en la primera mitad de los 60 recordó el Centro Materno Infantil Nuestra Señora de Fátima. Rogers Urzola Peñata, nacido en la calle del Espíritu Santo, al lado de la Panadería Imperial, de los Schuster, y bautizado en la Santísima Trinidad. Él recuerda muy bien porque estuvo en la guardería por tres años, incluso cuando esta se trasladó a Boston, quizás en el año 1963.
“Sirvió como una guardería, al estilo semi-internado. Allá íbamos bastantes niños, muchos getsemanicenses, pero no todos. Las monjas nos brindaban cuidado, enseñanza y recreación. Había una plazoleta en la mitad, donde más de una vez vimos cine. También una piscina y una capilla donde nos llevaban a misa. Nuestros padres o familiares nos entregaban máximo siete y media de la mañana. En aquella antes de primero de primaria no había más grados, así que lo que nos enseñaban allá eran cosas básicas: los colores, a contar, las vocales y consonantes y así. Lo del libro Nacho Lee. La idea era romper el analfabetismo. Al mediodía nos movían a un local que quedaba al lado de Colchones Barakat, donde hacíamos la siesta. Luego, nos levantábamos tarde, nos hacían actividades educativas y para eso de las cinco y media para seis de la tarde nos iban a recoger nuestros padres. En la entrada donde hoy está el parqueadero, por la plaza del Pozo nos sentaban en unos pretiles, o algo así, donde era cómodo sentarse. Cuando daban las seis en adelante, que no llegaba más gente, nos pasaban a la parte del frente, que miraba hacia donde hoy está la sede del colegio y que para esa época era el colegio Lácides Segovia. Era mejor porque nos sentaban en la escalera que daba al segundo piso y en esa puerta nos entregaban al familiar que iba llegando”.
Rogers recuerda que de ese lado sobre la calle Larga había un hospital, donde a los niños les ofrecían el servicio médico y odontológico, pero que era abierto al público. “Recuerdo que ahí había una sala de hospitalización, recuerdo que había unas cunitas pequeñas de color amarillo blancuzco y ahí internaban a los niños. Más de compañero. Recuerdo ver los médicos en su función y que tenían unos consultorios. El odontólogo que nos atendía era el doctor Caparroso, al que hasta no se hace mucho se le podía ver en el Centro”.
Las hermanas podían ser franciscanas, pero no recuerda con exactitud, aunque sí tenían un nexo con las del colegio Biffi, que en efecto se denominan Hermanas Franciscanas Misioneras de María Auxiliadora y quienes tuvieron su primer convento cartagenero en la calle de la Media Luna. “Recuerdo mucho a una monja que era la reina, la templada, la guapa: la hermana Celina. Era monja porque tenía el hábito, pero ¡tenía un temperamento y un tono de hablar! Después la vi en otra parte quizás en La Boquilla”.
Luego que se retiró la guardería se mantuvo el que todos llamaban Centro Fátima, con consultorios médicos y puesto de vacunación entre otros servicios, que duraron varias décadas más. Paradójicamente, con la llegada del Departamento Administrativo Distrital de Salud, el ente rector en la ciudad, el barrio perdió su centro de salud que sigue siendo necesario. Es quizás el lunar más grande para que Getsemaní se convierta en un “barrio de 15 minutos”, uno que lo tenga todo a la mano y a distancia caminable: trabajo, educación, recreación y… salud.