Dos años contando un barrio

EDITORIAL

Este septiembre celebramos dos años de ediciones mensuales ininterrumpidas documentando la memoria, la historia, la cultura y hasta el ‘swing’ de un barrio icónico e irremplazable.

Ahora parece sencillo. El concepto editorial y gráfico de la revista está tan aceptado que tendemos a olvidar el largo proceso para llegar a este punto y cómo en el camino hemos ido descubriendo nuevas maneras de potenciar ese relato diverso y profundo del barrio. Cada sección ha ido tomando su propia personalidad y revelando su complejidad para hacerla. Y no faltan las sorpresas y los descubrimientos durante la reportería. La Calle comenzó con una idea sencilla y ahora es una sección infaltable que requiere días de trabajo gráfico y de reportería. El parque Centenario estaba planeado para una entrega y terminó en tres, así como el del templo de San Francisco,en el que se nos quedaron cosas por contar para al menos dos entregas más. El artículo sobre Un barrio en la memoria empezó con un puñado de sitios añorados por los vecinos mayores y terminó en ciento quince espacios de referencia. Y de ahí se derivarán nuevos artículos. Por donde se investigue surgen más y más elementos, como en un pozo de agua infinita.

La historia del barrio es muy extensa y compleja. Aquí se anudan muchos hilos históricos, culturales, económicos y sociales. Hemos logrado mapear algunos de sus relieves pero sabemos que hay mucho más por descubrir. Esperamos seguir siendo útiles, no solo en la tarea urgente de ayudar a mantener en pie la memoria viva del barrio, sino también para los que vienen: vecinos, estudiosos e historiadores del futuro que ojalá vean en El Getsemanicense una fuente confiable de información, recolectada y tratada con rigor, aunque su lenguaje sea accesible a cualquier lector.

Por el confinamiento y las medidas de bioseguridad por Covid 19 tuvimos que detener la impresión de los ejemplares, pero continuamos buscando sin pausa cómo llegar mejor a través de los medios digitales. Hemos circulado la edición completa y algunos artículos sueltos en formato PDF; seguimos subiendo todos los contenidos a la página web; comenzamos en agosto pasado con un emotivo conversatorio web sobre Gastón Lelarge y seguiremos programando uno cada mes; estamos ampliando nuestro canal de Whatsapp para llegarle a cada vecino de Getsemaní directo a su teléfono celular.

Para el Proyecto San Francisco, principal gestor de esta iniciativa, y para quienes nos ocupamos de concretarla mes a mes —empezando por la Agencia Guido Ulloa— es un orgullo y un privilegio contribuirle a Getsemaní en esta labor de escuchar y registrar sus muy diversas voces; de retratar e impulsar su Vida de Barrio y su cultura centenaria; de indagar en archivos y de hablar con fuentes expertas para entender claves de su pasado; de poder contarles con detalle lo que está haciendo el proyecto en la construcción del nuevo hotel. Mientras vamos realizando cada nueva edición, las páginas van emergiendo con sus propias formas, colores y relatos: los de Getsemaní. Palabra tras palabra e imagen tras imagen solo acrecientan nuestro amor por un barrio que merece el mejor de los destinos. 

Adiós, Goya

Mientras realizábamos esta edición falleció Gregoria Simarra, ‘Goya’, la vendedora de pescados en la plaza de Bazurto cuya imagen aparece en el mural más grande de Colombia, pintado en la pared lateral del hotel Still, en La Matuna. ‘Goya’ representa la alegría y la capacidad de trabajo de nuestras mujeres, en particular a quienes llevan en sí el rico legado africano, que tantas expresiones tiene en Getsemaní. Su cuerpo fue llevado a su natal San Basilio de Palenque. Su imagen nos acompañará cotidianamente en este mural que le hizo honor a tiempo.