El Getsemanicense una nueva etapa

EDITORIAL

¡Qué ilusión nos hace volver al formato impreso después de los tiempos de pandemia que obligaron a interrumpirlo! Nos ha ido muy bien en el formato digital, que se ha fortalecido y seguirá vigente. Pero poco se iguala a la sensación del papel físico y a la capacidad de coleccionarla, como hacen tantos hogares del barrio.

Y este regreso ocurre en un momento de cambios que vale la pena compartir con nuestros lectores: los de siempre y los que llegarán a partir de hoy.

Comencemos por lo básico: El Getsemanicense nació hace más de tres años como parte de un esfuerzo de relaciones sinceras, de iguales y de conocimiento humano y personal con el barrio. Desde el Proyecto San Francisco nos parecía que esa era la única estrategia posible: participar de las preocupaciones de los líderes y vecinos, ayudar mucho más con nuestra capacidad profesional e institucional que con un enfoque de pequeñas donaciones filantrópicas, como con frecuencia suele ocurrir.

El Getsemanicense nació, entonces, para abrir un espacio a los relatos del barrio: los de sus vecinos actuales, las generaciones más próximas y la enorme diáspora nativa de estas calles. Getsemaní ha encontrado aquí un espacio donde preservar su legado y sus relatos desde las voces mismas de sus hijas e hijos, así como su larga y compleja historia, que se aproxima a los cinco siglos. 

También nos ha permitido contar los avances en los inmuebles patrimoniales bajo nuestro cargo, que incluyen el hotel Four Seasons, las Residencias Rialto, el Teatro San Francisco y el Museo San Francisco. Esperamos abrir una primera etapa del proyecto a principios de 2023 y seguiremos contando los avances en estas páginas hasta completar al ambicioso programa de trabajo. 


Lo nuevo

Si va a persistir este esfuerzo y este enfoque, entonces ¿qué cambiará en esta nueva etapa? Tenemos buenas noticias.

  • El éxito de El Getsemanicense en fortalecer el sentido de orgullo y pertenencia y en potenciar distintas iniciativas sociales y culturales inspiró a la Fundación Santo Domingo para crear la revista Soy Bicentenario, en Ciudad del Bicentenario, el más grande macroproyecto de vivienda de interés social, ubicado en Cartagena. Y ambas instituciones acordamos crear La Barulera, una revista con similares propósitos para Barú y Tierrabomba: una hermana isleña de El Getsemanicense. Ambas lanzaron su primer número impreso en diciembre pasado. 
  • Esta sinergia es una expresión de identidades más profundas que nos permitirán  emprender otras iniciativas en conjunto. Para comenzar, es un orgullo anunciar que la Fundación Santo Domingo llega con fuerza a trabajar por Getsemaní. Más adelante anunciaremos sus proyectos y propósitos.
  • El Getsemanicense regresa a su formato físico, impreso por El Universal, que la circulará con el diario a un grueso número de sus suscriptores. Ahora tendrá frecuencia bimestral. En los meses intermedios se producirá y circulará La Barulera.
  • Seguiremos apoyando y participando, de manera aún más decidida, en los esfuerzos de la comunidad y sus líderes para que la Vida de Barrio de Getsemaní entre en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación. Más que un honor este es un instrumento que compromete a todos los actores -incluyendo al Estado y al sector privado- con acciones concretas para lograr la sostenibilidad de esta comunidad viva en su territorio. Desde 2021 comenzó la construcción colectiva del Plan Especial de Salvaguardia, un paso indispensable para llegar a la meta.
  • Otro eje novedoso será el componente ambiental y sus efectos en relación con el patrimonio, en consonancia con problemas como el cambio climático, el manejo de los residuos sólidos y la manera como esta comunidad puede participar en su mitigación. 
  • Por último, esta revista también acompañará una ambiciosa iniciativa social impulsada por el Proyecto San Francisco, la cual ha ido surtiendo el paciente proceso institucional y normativo. Le hemos llamado La Resistencia. Su nombre es toda una declaración de principios y un homenaje a la actitud getsemanicense de persistir en sus raíces y en la lucha por mantener su estilo de vida. El objetivo: concretar un modelo habitacional, arquitectónico y urbano de gran escala que permita repoblar Getsemaní con los vecinos que se han ido del barrio por la presión inmobiliaria y la turistificación y permitir que los vecinos que están, permanezcan. 

 

Las tres revistas seguirán realizándose con el mismo equipo profesional e institucional: la producción de la Agencia Guido Ulloa, el apoyo fotográfico de colectivos de comunicación en Ciudad del Bicentenario (Kalamary) y de la región insular, como Cocosabara y otros más. Todo bajo la dirección de José Luis Novoa, cuya amplia experiencia periodística ha permitido moldear El Getsemanicense desde su primera edición. 

Hace más de tres años comenzamos este camino. Ha sido muy fructífero, emocionante y ha significado para todos unos inmensos aprendizajes. Hemos llegado a unas audiencias que ni siquiera imaginábamos. Con un enorme amor por el barrio y el compromiso personal e institucional de seguir aportando lo que esté a nuestro alcance para preservar su vida comunitaria, sus tradiciones y su legado.

 

Javier Pimienta

Líder del Proyecto San Francisco