La Bola de Trapo sigue rodando

CULTURA VIVA

“Todo empezó jugando ‘Calao’. Llegábamos del puente Román de bañarnos. Eran como las cuatro de la tarde. En eso salieron Osvaldo Garrido y Oswaldo Puello diciendo: ¡Vamos a jugar al bate! -Compa, pero no hay bola de caucho-.  ¡Que ná! Vamos a buscar una media y armamos una bola de trapo. -Oswaldo y ¿el calao cómo es?- Es batear con la mano abierta. Eso fue como en el sesenta y algo”, recuerda Santander Gaviria, uno de los iniciadores del juego más tradicional de Getsemaní.

“Jugábamos en la calle de las Palmas. A la gente le llamaba la atención y fueron llegando. Un día el señor Teherán salió y nos dijo que no podíamos seguir jugando ahí porque la bola caía en su casa. Nos tocó ir a jugar a la calle de Las Chancletas con dos bases: primera y home. Nos distraíamos hasta las seis y media de la tarde. Después nos íbamos para vespertina en el Padilla”.

Años más tarde a otro grupo de amigos se le ocurrió ir más allá con este juego. “En una tertulia entre Plutarco Meléndez, Roberto Burgos y Antonio de Aguas, sentados en la Plaza de la Trinidad, estaban conversando sobre ese tema y el Cabildo de Getsemaní. Inicialmente fueron ellos y después se les fue agregando más gente”, comenta Jorge Ruiz, actual organizador del campeonato de bola de trapo.

Por su parte, Gaviria recuerda que “primero sacamos un campeonato pequeño entre nosotros. No había ningún uniforme, nos conseguimos un bombacho y cada equipo debía tener un color. Al año siguiente se hicieron reuniones para sacar un campeonato bien estructurado. Así fue evolucionando el torneo. Los martes y jueves salía la programación de los equipos”.

“Empezaron como diez equipos: los que recuerdo eran los Pacha, Casa Loma, Vidrios Marún, Maderas Ramos, El Pedregal, Sábado Lomba y un equipo de calle de la Sierpe. Recuerdo la tertulia que se formaba entre nosotros mismos. La gente que venía de otros barrios. Los vecinos desocupaban sus casas para ver jugar los partidos”.

“El campeonato duraba del sábado desde las dos de la tarde, hasta las cinco y media, cuando tocaban las campanas de la iglesia. Los domingos, después de misa. Duraba tres o cuatro meses. El primer equipo ganador creo que fue Vidrios Marún” asegura Gaviria.

Ruiz recuerda que el campeonato de Bola de Trapo en la plaza de la Trinidad era “un campeonato de béisbol con obstáculos, porque la plaza no era un campo, era un sitio muy irregular. Anteriormente en el  centro tenía unas bancas de concreto y el busto de Pedro Romero”.

“El primer campeonato oficial fue hermoso porque teníamos la participación de mucha comunidad. Éramos nativos al cien por ciento. Eran de 12 a 14 equipos que salían del barrio, con alrededor de 20 jugadores cada uno. Fue algo muy chévere porque a pesar de la edad de algunos eso no era obstáculo para que ellos jugarán. Sí hubo accidentes por su edad y eso es normal. Sí hubo señores qué se fracturaron: un pie, una mano, que fueron golpeados por la bola. Pero a ellos no les interesaba eso. Lo que más les motivaba era el interés de participar en la comunidad”.

“Así fue sucediendo año tras año, tomando bastante impulso. Al inicio las bolas de trapo las confeccionaba un amigo, Jesús Miranda. Las hacíamos y las forrábamos con las medias que usábamos. ¡Eran muchos calcetines que se perdían dentro de las casas porque siempre estábamos aportando las medias para hacer las bolas!”.

“Luego los hermanos Meléndez fueron buscando más perfección en la hechura de la bola; más redonda, el peso ideal, implementaron la cuerina para forrarla y que esta durara más porque jugábamos en pavimento y con obstáculos. Cada vez que esta bola pegaba a la pared golpeaba menos. Ellos fueron buscando esas cosas hasta que llegaron a la perfección”, relata Jorge.

“Yo empecé a participar desde el  primer campeonato, en 1988, hace 30 años. Era muy unido a toda esa gente que inicialmente realizaba los torneos. Participaba con un equipo que se llamaba Casa Loma que teníamos junto con mis hermanos y mis amigos más cercanos. Tiempo después le brindaba mi apoyo en la logística organizando el terreno de juego”, cuenta Ruiz.  

“Todos los campeonatos han sido muy interesantes por la dificultad del campo; en la Plaza de la Trinidad era difícil batear porque tenías que mandar la bola muy direccionada hacia la calle de la Sierpe o la de Guerrero. Para la calle de Guerrero era más fácil lanzar para un zurdo, pero tenía que ser un zurdo muy mañoso, muy talentoso y lo había: el difunto Capítulo Acosta. Y había un derecho que bateaba bien para ese lado, que era Dairo Hoyos”.

“La anécdota que toda persona debe mencionar cuando se habla de Bola de Trapo es cuando José Carrillo le pegó con la bola a una niña. ¡Ese señor tenía una fuerza para pegarle a esa bola! La  niña estaba sentada en el atrio de la Plaza de La Trinidad. Fue tan grande la velocidad que salió esa pelota y le pegó en la cara” relata Ruiz.

“Cuando hablo de Bola de Trapo recuerdo a mucha gente que ha fallecido y que se han mudado. Eso es lo más triste que yo te puedo decir; recordar a Mario Vitola, a los Marún, Barquito, Alonso Corrales, al Viti Vitola, a Mario Vitola Jr. y a Marco Pérez”.

“Toda esa gente hizo parte de los campeonatos. Emigdio Gaviria jugando también se llevó un bolazo en el ojo. Cada vez que le da un dolor cerca a esa parte dice: ¡Nojoda fue por el campeonato y Mario Vitola fue quien me pegó el bolazo!”.  


El traslado a El Pedregal

“Nos trasladamos a El Pedregal en el 99. Fue tanto el impacto del campeonato que otros barrios querían venir a jugar. Es más, jugadores muy buenos de béisbol venían a participar. Venían a ver cómo era la hechura de la bola y el manejo”, dice Ruiz.  

“Era tanto el entusiasmo de otros barrios por venir a conocer que nos decían -yo quiero jugar ahí, esa vaina se ve bacana-. Amaury Gaviria, abanderado del torneo, en ese entonces, acomodó el reglamento; de los 20 jugadores aumentaron a 25 y podíamos escoger a tres personas de otros barrios que quisieran jugar”.

“Vinieron los Rodríguez y gente muy buena de la época del béisbol y softbol a jugar aquí. Se dieron cuenta que a pesar de tener todas las capacidades al principio botaban muchas bolas hacía el agua, porque tenían el poder y la técnica profesional, pero se encontraban que lanzar esta bolita tenía sus mañas. Para mí ese campeonato era la integración de todo el barrio. A través de ese deporte los sábados y domingos se convertían en días de esparcimiento total”, afirma Jorge.  

“Desde que salía la programación la gente la miraba y decía: ese partido es de clásicos y siempre había rivalidades en los equipos por lo que fuera, por ejemplo: cuando iba a jugar mi equipo, que era muy bueno, todo el mundo le quería ganar. Teníamos muchos adeptos y allá se formaba la algarabía apoyando a Casa Loma”, expresa Ruiz.

“Desde que inició el campeonato en 1988, la realización del torneo se ha aplazado solo un par de años por temporada de lluvia u otros motivos, pero pocas veces”, asegura Jorge.

“El año que empezó el torneo nació mi primer hijo. Es cuando se adquiere más compromiso con la familia. Siempre había un poquito de inconveniente porque a mí me gustaba mucho el deporte. Siempre he estado arraigado a las actividades deportivas del barrio. Había molestias con la señora por eso. Me decía -¡¿Cómo que te vas a ir? Deja todo listo antes de irte, no se te olvide el desayuno!-. Estando en El Pedregal tenía que regresar o a veces ella se iba para allá. Eso se ponía muy sabroso porque las compañeras se iban con nosotros y eran partícipes del juego, pero siempre había celos porque querían salir a un lugar diferente y nosotros esperando el fin de semana para el campeonato”, relata Jorge.

“Hoy ya no se mantienen los primeros equipos, pero el legado continua con nombres nuevos, por ejemplo: Los Carpinteros han sido herederos de Casa Loma y han venido hijos de jugadores. Es decir, la nueva generación porque mucha gente se murió o se fue. En esta época somos menos personas del barrio, quienes nos refuerzan para completar de nueve o diez equipos son los de afuera”, cuenta Ruiz.

El campeonato de 2019

Este domingo 24 de marzo comenzará el nuevo campeonato, que irá aproximadamente hasta octubre, según no haya imprevistos. Se jugarán los domingos y festivos de 9:oo a.m. a 6:oo p.m. Los organizadores esperan 8 equipos masculinos y 4 femeninos.

Aún falta definir, pero un primer planteo es hacer dos vueltas de todos contra todos, después una eliminación de la que resultarán cuatro equipos para jugar dos play off y entre los ganadores, la final.

“Mucha gente se ha mudado, pero apenas anunciamos el campeonato vienen y están pendientes. Con la nueva tecnología los equipos hacen sus grupos y están al tanto de lo que sucede. Tenemos un chat. La programación se manda por allí, las estadísticas y  se mantienen informados”, explica Ruiz.

Más información: Jorge Ruiz, organizador del campeonato. Tel: 3002604157.