La marquesina del Club Cartagena hizo parte de las mejores decisiones de diseño del arquitecto Gastón Lelarge, pero también fue el punto débil por el que comenzó la decadencia de la sede en Getsemaní. Hoy revive con los avances tecnológicos y de materiales del siglo XXI. Una pieza con estándares de excelencia, pero muy discreta para que la luz sea la protagonista.
En 1925, recién inaugurado el club, un socio o visitante entraba por las puertas frente al parque Centenario y en un par de pasos se encontraba en el atrio: un amplio espacio rodeado de columnas, con una magnífica escalera que subía al segundo piso, donde se hacían las reuniones principales. La marquesina dejaba pasar la luz para que iluminara ese espacio propio de la arquitectura francesa y que allí se denomina “jardín de invierno”. En el trópico no sería necesario, pero esa marquesina generaba un entorno muy particular y distinguido.
Lelarge diseñó la marquesina con un estilo industrial, muy funcional y sin ornamentos. Era otra nota peculiar de autor, pues siendo un edificio neoclásico, Lelarge le añadió detalles industriales como unos falsos remaches metálicos a la manera de los rascacielos estadounidenses de vigas de acero.
Él pidió expresamente que fuera de bronce, un metal resistente a la corrosión y, por tanto, tolera mejor el clima salitroso del caribe. Pero el bronce era muy costoso. Los socios a cargo de la construcción habían hecho muchas maromas y derrochado mucha creatividad para erigir la anhelada sede propia. Al final la hicieron en hierro, por costos. Muy pocos años después el óxido hizo de las suyas y la bella marquesina tuvo que ser desmontada antes de que se viniera abajo.
Eso implicó que los días de lluvia el agua entrara a raudales, igual que el calor propio de la ciudad y el rayo de sol del mediodía. Cuando se construyó el club, hace un siglo, se diseñaba pensando en una ventilación cruzada del aire, como lo hizo Lelarge. Pero pocos años después de haberse inaugurado, el aire acondicionado empezó a usarse de manera masiva en los nuevos edificios de la ciudad y era percibido como un signo de modernidad y distinción. Se pensó en dotar al Club Cartagena de un sistema así, pero el problema técnico era cómo cubrir un edificio hecho a la vieja usanza, más con ese hueco que había dejado la marquesina. Esas razones pesaron mucho para cambiar de sede a la actual de Bocagrande.
Una nueva luz
El edificio sufrió un paulatino deterioro desde finales de los años 50, cuando el club se mudó definitivamente. Ahora está integrado al conjunto de predios donde el Proyecto San Francisco está construyendo un hotel de categoría mundial operado por la prestigiosa cadena Four Seasons y que abrirá sus puertas a finales de 2022.
La prestancia del Club Cartagena -que se está restaurando con el rigor que requiere un Bien Inmueble de Interés Cultural del Orden Nacional (BICN)- llevó a los diseñadores a dotarlo de un papel esencial: ser la entrada principal o lobby del complejo hotelero. El huésped y los visitantes volverán a ver el esplendor de lo que diseñó Lelarge, con la luz de marquesina iluminando todo el atrio y la escalera que fuera tan memorable para los viejos socios del Club.
Las formas del atrio, con sus columnas, sus molduras y escaleras se mantendrán como las diseñó Lelarge, respetando su legado arquitectónico. Pero otro francés, François Catroux, contemporáneo y fallecido recientemente, considerado un genio mundial del interiorismo, se ocupó de darle una nueva vida a ese entorno mediante un diseño del que hablaremos en un siguiente artículo. La abundante vegetación o el piso blanco requerían de una luz abundante y eso también influyó en las especificaciones técnicas de la marquesina porque “se necesitaba que el atrio se sintiera lo más abierto posible, casi como si no existiera una cubierta y arriba tuyo solo tuvieras el cielo”, nos explica Laura Acevedo, la directora de diseño del Proyecto San Francisco y principal fuente de este artículo.
Para el caso de la marquesina del Club Cartagena la firma seleccionada fue PF Engineering, con sede en Italia y especializada en cubiertas o lo que los arquitectos llaman “la quinta fachada de un edificio”. El cerramiento de espacios ha avanzado mucho y ahora estos tienen la posibilidad de aislar el sonido o filtrar mejor la luz. Se necesitan también marcos más resistentes al paso del tiempo, al uso continuado y que al mismo tiempo luzcan siempre muy bien. La tecnología de los cristales escogidos para la marquesina permite que pase mucha luz, casi como si fueran transparentes, pero aún así logran bloquear la entrada de calor. Se generará así un espacio muy confortable a pesar de nuestro clima tropical. El diseño será muy minimalista y funcional, siguiendo las ideas de Lelarge, al punto que no le robe protagonismo al atrio y su arquitectura.
Hacia afuera
Una marquesina así no solo “habla” hacia adentro del edificio, sino que también lo hace hacia afuera: al resto de la cubierta del propio edificio y los vecinos. La línea visual que los cartageneros reconocen en sus escenarios icónicos era un factor a tener en cuenta. Había que recuperar elementos principales del diseño de Lelarge, pero no se podía imponer un elemento visual “nuevo” -así hubiera estado allí unos años, hace un siglo-. La nueva marquesina no será visible desde la calle.
Un reto adicional era conjugar los distintos tipos de arquitectura. El club pertenece al llamado estilo neoclásico, mientras que el edificio trasero es contemporáneo y el de al lado, republicano. Las formas modernas, pero discretas de esta marquesina contribuyen a “amarrar” los estilos arquitectónicos, a no perturbar la línea visual a la que se acostumbraron los cartageneros.
Representación artística de la fachada posterior y la marquesina.
José Joaquín Gómez / Rodríguez Valencia Arquitectos.
Representación artística de la fachada posterior y la marquesina.
José Joaquín Gómez / Rodríguez Valencia Arquitectos.
Representación artística de la fachada posterior y la marquesina.
José Joaquín Gómez / Rodríguez Valencia Arquitectos.
Representación artística de la fachada posterior y la marquesina.
José Joaquín Gómez / Rodríguez Valencia Arquitectos.
Representación artística de la fachada posterior y la marquesina.
José Joaquín Gómez / Rodríguez Valencia Arquitectos.
Representación artística de la fachada posterior y la marquesina.
José Joaquín Gómez / Rodríguez Valencia Arquitectos.
Representación artística de la fachada posterior y la marquesina.
José Joaquín Gómez / Rodríguez Valencia Arquitectos.