Foto: Ana Gabriel García

Un negocio recargado

SOY GETSEMANÍ

En aquel Getsemaní se enamoró de los viejos cines, a los que asistía todos los fines de semana. Una vez iba a ir a ver una con Jhon Travolta que proyectaban en el Colón. La fila era tal que doblaba por la calle Larga y llegaba casi hasta su casa, en la calle del Pozo, así que no tuvo más que dar unos pasos y formarse. “No sé si fue que todo el mundo madrugó o si no abrieron temprano el teatro, pero todos los de la fila entramos. Así de grandes eran”.


En esa misma calle del Pozo Ramiro Fernández había fundado en 1978 un almacén de suministros para impresoras y computadores. Quedaba casi llegando a la plaza de la Trinidad, cerca de la casa del poeta Jorge Artel. Se conocieron poco después con Olga y Ramiro se convertiría en el padre de sus dos hijas.


Por entonces Olga trabajaba en el Magaly París de la plaza de la Aduana. Allí duró más de veinte años, hasta que en una reestructuración le pidieron mudarse a Barranquilla. El negocio de la calle del Pozo se había trasladado en 1999 al Centro Comercial Getsemaní así que prefirió quedarse allí a trabajar en aquel pequeño local interno.


“Era un poquito estrecho y en este local donde estamos desde entonces funcionaba un restaurante, pero lo cerraron y me pareció una buena idea estar aquí; siempre es bueno proyectarse”. Fue una apuesta alta porque en realidad son tres locales pequeños unidos, pero están justo en la entrada del centro comercial por la calle Larga y eso encarecía el arriendo.


“Esta entrada es una ubicación estratégica. Tengo clientes de hace muchos años a los que no les conozco la estatura porque ni siquiera se bajan del carro. Solo me llaman y me dicen —Señora Olga, voy bajando el puente Román, sáqueme el tóner tal y llevo un billete de tanto—. Yo solo tengo que caminar unos pasos cuando veo entrar el carro y entregarle lo que pidió”, nos cuenta.


Y hasta el sol de hoy Recargamos y Suministros se ha mantenido como un proveedor confiable y de buenos precios para infinidad de oficinas, empresas y hoteles de la ciudad. De todos los puntos cardinales le encargan o vienen a recoger la mercancía, principalmente tóneres para impresoras.


Así ha logrado una clientela de unos ciento cincuenta compradores permanentes, muchos de ellos institucionales. Arjona, Turbaco, Palenque, Arenal o Sincelejo son destinos recurrentes de sus envíos. Esa clientela ha compensado la salida de muchas oficinas del Centro, que eran compradoras habituales, así como hoteles que han cerrado.


En la pandemia les fue bastante mejor de lo que se temía. Mucha gente que empezó a trabajar en casa necesitaba la impresora, al igual que los estudiantes que pasaron a educación virtual y debían imprimir todo tipo de guías y materiales.


“Tocó un poco duro por la logística. En 2020 durante el encierro máximo me tocó llevarme algo de inventario de lo que más nos pedían a la casa y enviarlo desde allá. En enero de 2021 empecé a abrir por ratos en la mañana y la gente me llamaba para hacer domiciliario”. 


Las que tuvieron que ajustarse un poco como consecuencia de la pandemia fueron sus dos hijas, que tienen otros negocios en el centro comercial.  Ana Marcela -graduada como comunicadora social de la Universidad Jorge Tadeo Lozano- ocupaba tres locales, también en la línea del frente del centro comercial, con la papelería Tintas y Papeles del Caribe, que era muy fuerte en impresión y sala de internet, pero ante las circunstancias debió entregar dos de ellos.


El otro negocio es de María Teresa -administradora de empresas de la Universidad de Cartagena- y quien hace pocos meses la convirtió en abuela. Se llama Sumitecno Cartagena y maneja conectividad como cables de todas las categorías, cargadores, consolas y videojuegos.


Vivió en la calle del Pozo hasta 1988, cuando le adjudicaron una casa en el Nuevo Bosque. “Todo ese tiempo me consideré getsemanicense. De vez en cuando yo voy al barrio y veo cómo ha cambiado, pero no hay nadie que me conozca”.


“Aquí continuamos con ganas de seguir creciendo y dejar un legado; con muchos proyectos para mi nieta y con más ganas de no terminar la empresa a pesar de los bajones”, nos dice antes de despedirse.


Recargamos y Suministros

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